Numerosos civiles seguían atrapados el jueves en el último reducto del grupo Estado Islámico (Isis, por sus siglas en inglés) en el este de Siria, mientras las fuerzas antiyihadistas apoyadas por Washington intentaban evacuarlos para poder derrotar a los últimos yihadistas.
Cientos de hombres, mujeres y niños fueron evacuados el miércoles mediante una decena de camiones, abandonando el último sector yihadista en el pueblo de Baghuz, muy cerca de la frontera iraquí.
Actualmente las combatientes kurdos y árabes de las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) se concentran en estas evacuaciones, que permitirían derrotar a los últimos combatientes del EI, y anunciar con gran pompa el fin del «califato» autoproclamado en 2014 por el EI en extensas regiones a caballo entre Siria e Irak.
«Nos sorprendió ver que todavía hay un número elevado de civiles en el interior (del reducto yihadista) además de los combatientes», declaró el miércoles a la AFP un portavoz de las FDS, Adnan Afrin. «Cada día esperamos a que los civiles salgan para encontrar refugio en las FDS».
Desde una posición de las FDS, una periodista de la AFP vio pasar el miércoles unos 10 camiones y remolques cubiertos con lonas. En ellas iban decenas de hombres, que escondían sus rostros, y también mujeres ataviadas con el niqab y niños.
Según este portavoz, «la mayoría de civiles eran familias del EI», y entre ellos había extranjeros.
También precisó que algunos yihadistas estaban «escondidos» entre los civiles pero fueron descubiertos, mientras otros se «entregaron» a las FDS.
«Situación alimentaria complicada»
En Baghuz, el Isis sólo controla una zona pequeña de casas. Los yihadistas están atrincherados en túneles, en medio de un mar de minas que obstaculizan el avance de las FDS.
«Las fuerzas de la coalición, sobre todo estadounidenses, siguen apoyando a las FDS mientras negocian la liberación de civiles inocentes», informó a la AFP un portavoz de la coalición internacional, Sean Ryan.
Este martes, decenas de personas ya salieron de Baghuz, entre ellas, una familia francesa y otra egipcia, informó a la AFP Paul Bradley, un voluntario de Free Burma Rangers, una oenegé de ayuda estadounidense.
«Dijeron que la situación alimentaria era muy complicada. Nos enseñaron pan, que era básicamente trigo machacado con agua y tostado por los dos lados. A 15 dólares el kilo. El azúcar valía 60 dólares el kilo en el interior» del reducto yihadista, precisó el miércoles.
Desde principios de diciembre, cerca de 40.000 personas, principalmente familias de yihadistas, huyeron del sector, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
Los hombres sospechosos de pertenecer al EI son trasladados a centros de retención. Los civiles, entre ellos las mujeres y los hijos de yihadistas, son enviados a campamentos de desplazados en el noreste de Siria.
«Peligro de muerte»
Estos campamentos acogen a más de 2.500 niños extranjeros, procedentes de más de 30 países, de los cuales 1.100 llegaron desde enero, afirmó el jueves la oenegé Save the Children.
Entre esos niños, 38 no están acompañados de padres, indicó la organización, que denuncia una situación humanitaria «desesperante». «Los niños están en peligro de muerte», alertó.
Algunos de ellos «tienen a penas unos días o semanas», lamentó la oenegé.
«Todos los Estados cuyas ciudadanos están atrapados en Siria tienen que asumir la responsabilidad de sus ciudadanos», reclamó.
La cuestión de los extranjeros bloqueados en Siria es un auténtico rompecabezas tanto para las autoridades semiautónomas kurdas, que exigen su repatriación, como para los occidentales, que en general se oponen a retomarlos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, exhortó a los países europeos a repatriar a sus ciudadanos. Pero Washington rechazó el miércoles el regreso a Estados Unidos de una yihadista originaria de Alabama.
Este jueves, fuentes de seguridad iraquíes informaron que las FDS entregaron a las autoridades de Bagdad a 130 yihadistas iraquíes.
Según un responsable provincial, se trataba de combatientes «buscados». Un portavoz de la alianza kurdo-árabe desmintió sin embargo esta transferencia.
Aunque el EI está a punto de perder su último territorio en Siria, hay yihadistas de la organización ultrarradical desperdigados en el desierto central de Badiya y reivindican ataques en las regiones bajo control de las FDS.