Raúl Willi Kramp, de "Vecinos de Pichincha", habló con CLG después de que la Justicia le ordenara a la Municipalidad modificar el régimen de sanciones para que los locales gastronómicos cumplan ordenanzas
Raúl Willi Kramp, de «Vecinos de Pichincha», habló con CLG después de que la Justicia le ordenara a la Municipalidad modificar el régimen de sanciones para que los locales gastronómicos cumplan ordenanzas
Con la llegada del verano y los altos días de calor cada vez son más los rosarinos que eligen pasar las noches en el popular barrio Pichincha, lo que volvió a recrudecer el conflicto entre los vecinos -que piden mayor control para poder descansar- y la Municipalidad de Rosario, ahora comandada por Pablo Javkin.
Este miércoles, el juez en lo Civil y Comercial Pedro Boasso le ordenó al municipio reformular el régimen de sanciones aplicado a locales gastronómicos que incumplen las ordenanzas que regulan su funcionamiento por considerar que las impuestas actualmente no resultan eficaces.
Para el magistrado “puede y debe ser posible la coexistencia de un ámbito de recreación gastronómica enmarcado en un desarrollo sustentable y el derecho a la calidad de vida de los residentes en ese ámbito geográfico”.
El hecho de que existen numerosas actas labradas contra los mismos locales comerciales, que continúan desarrollando sus actividades pese a las sanciones que se les han impuesto, llevó a Boasso a disponer que la Municipalidad proceda a reformular el régimen sancionatorio actualmente vigente en un plazo de 120 días a los fines de posibilitar el efectivo cumplimiento de las ordenanzas.
El conflicto entre las partes tomó cause judicial cuando a principios de año los vecinos del lugar presentaron una demanda conjunta que recayó en el Juzgado de Boasso. Bajo el nombre «Vecinos de Pichincha» comenzaron a exigir mayor control en la zona, ya que argumentan que desde 2017 dormir se les hace casi imposible durante los fines de semana. De hecho, el propio letrado reconoció hoy que en los últimos dos años la Municipalidad labró más de dos mil actas.
La primera decisión del juez fue dictar una medida cautelar donde se le ordenaba a la Municipalidad que se abstuviera de otorgar nuevas habilitaciones comerciales en el barrio y que haga una revisión sobre cómo estaban habilitados los bares y si cumplían la normativa vigente. Como la prohibición de instalar nuevos locales generó recelo entre los comerciantes de otros rubros, a mediados de agosto el letrado decidió recortar la cautelar.
«A partir de ahí se desbandó todo», lanzó Raúl Willi Kramp en diálogo con CLG, una de las personas que encabeza la agrupación de vecinos. Si bien aseguró que nunca pretendieron que se prohíba la apertura de locales comerciales en todo Pichincha, durante los últimos meses no se había registrado ningún avance y «la situación no daba para más».
Kramp consideró que «las multas actuales son irrisorias y siguen haciendo lo que quieren porque con lo que ganan en diez minutos ya pueden pagarlas». Por eso, el entrevistado destacó el avance en la causa, aunque dijo que aún no leyeron la resolución completa y que esperarán la interpretación de sus abogadas. De todas maneras, brindó un ejemplo para detallar la situación que les toca atravesar cada madrugada: «Tuve una disputa con un bar que está al lado de mi casa y con el tiempo salió a la luz que tenía 129 sanciones y 7 actas de clausura».
Willi contó que suelen reclamar por ruidos molestos y música a alto volumen en bares que sólo están habilitados para tener amenización musical y terminan incluyendo DJs o bandas en vivo. También dijo que superan la capacidad de personas permitidas dentro del local; que no se cumple la normativa sobre la ocupación de veredas, el uso de las mesas y el espacio que hay que dejar para transitar; que se venden bebidas alcohólicas en la calle fuera del horario permitido y que la gente camina tomando alcohol.
«En estas épocas todo se potencia, empieza a las 18 y continúa en algunos casos hasta las 5 de la mañana, violando también otras ordenanzas», afirmó Kramp, y agregó: «Pedimos que cumplan las normas y se deje dormir porque es una necesidad humana».
«Si los boliches bailables ponen la música muy alta que aturde a toda la cuadra, la cervecería que está al lado para no ser menos también lo hace, y ya que está se suma un vecino en su departamento. A esto se le agrega la gente que pone música desde sus autos y los que corren picadas sobre Ovidio Lagos. Así, el barrio se convierte en un desmadre», criticó Willi.
En este marco, el flamante intendente Pablo Javkin declaró ayer que ordenarán la situación de Pichincha presentando un «nuevo plan de acción». Para el mandatario electo el conflicto entre los vecinos y la Municipalidad en el radio de las calles Rivadavia a Salta y desde Oroño a Francia es una de las urgencias a resolver.
«Este fin de semana vamos a integrar los cuerpos a cargo, no será más la GUM, Tránsito o Control Urbano por separado sino que vamos a integrar a esos equipos”, anticipó Javkin.
Kramp se mostró esperanzado de que con la llegada del nuevo titular del Palacio de los Leones se abra un espacio de diálogo que termine con el problema: «Siempre nos comprendió y estuvo dispuesto a escucharnos. Al contrario de Fein, entendió que esto es un desmadre que va a terminar en una tragedia, por lo que no puede seguir así. Está exigiendo lo mismo que nosotros: que haya el control correspondiente. Tenemos la esperanza de que con él cambie la situación porque le dio cabida a nuestras reclamos, cuando con la intendencia anterior era un carnaval, sólo se pagaban horas extras a funcionarios pero no se hacía nada».