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Nuevo aumento de la carne: advierten sobre el impacto en el consumo y la industria frigorífica


El precio subió desde el pasado lunes pese a que se compra cada día menos. Cómo repercutirá en el sector

Los precios de la carne vacuna registraron un aumento del 10% a partir de este lunes, adelantando una suba que estaba prevista para fines de febrero. La escalada en los valores responde a la importante reducción de la oferta en el mercado de hacienda, lo que llevó a los frigoríficos a incrementar un 7% sus costos y trasladarlo al precio final en las carnicerías.

El precio de costo de una media res se ubica en $6.000 el kilo, lo que empuja el valor del kilo de asado a $12.000. En este contexto, el consumo de carne vacuna ha tocado mínimos históricos en Argentina, siendo desplazado por el pollo. Según datos de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), en 2023 la demanda de productos avícolas superó a la de carne vacuna, con un consumo de 49,3 kilos por habitante frente a los 48,5 kilos de carne bovina.

El impacto en la industria frigorífica

Sebastián Bendayan, gerente de la Cámara de Frigoríficos de Santa Fe (Cafrisa), analizó el escenario actual y señaló que la situación responde a un reacomodamiento de precios en el mercado de la hacienda: “Por estos días está habiendo un incremento entre 300 y 500 pesos por kilo vivo según la categoría, lo que impacta directamente en el valor en la carnicería”, explicó en diálogo con Radio UNR.

Para el dirigente, la suba era esperada ya que “la carne no sufrió el incremento del proceso inflacionario”, aunque advirtió: “Ahora hay que ver si el consumidor convalida este aumento del 10 al 15% en un contexto de fuerte caída del poder adquisitivo”.

Al mismo tiempo, alertó que “la discusión paritaria de la industria frigorífica también puede generar un impacto en los precios”.

Industria con capacidad ociosa

Bendayan describió una situación crítica en el sector frigorífico santafesino, que opera con un 30% de capacidad ociosa: “Desde el punto de vista productivo, hay frigoríficos que un día de la semana no faenan para reducir gastos y no perder más dinero”. La problemática afecta especialmente a la zona de Rosario, donde se concentra la mayor cantidad de establecimientos, y repercute directamente en los trabajadores del sector.

“El trabajador va a recibir su salario por 140 horas en vez de 170, lo que implica una pérdida de ingresos significativa”, lamentó.

Competencia desleal y falta de políticas agropecuarias

El gerente de Cafrisa también remarcó las dificultades para exportar carne desde Argentina en comparación con países como Uruguay y Brasil, que cuentan con mejores condiciones de competitividad. “Tenemos grandes frigoríficos exportadores y otros más familiares que se dedican al consumo interno, pero hoy exportar no es viable”, afirmó.

A su vez, destacó la falta de una política agropecuaria de Estado como un factor estructural que agrava la crisis del sector: “En los años ’70, Argentina tenía 20 millones de habitantes y 60 millones de cabezas de ganado, la misma cifra que hoy con el doble de población. En el mismo período, Brasil pasó de una cifra similar a 200 millones de cabezas”.

El cambio en los hábitos de consumo

Por último, Bendayan reconoció una migración en los hábitos de consumo de los argentinos. “Hoy la población consume más pollo y cerdo”, aseguró, y destacó la incorporación de otros alimentos en la dieta: “La gente aprende a comer distinto; en las parrillas, por ejemplo, se observa un mayor equilibrio con verduras”.

Sin embargo, subrayó que el problema central es la pérdida del poder adquisitivo: “La industria frigorífica es muy transparente en cuanto a la oferta y demanda. Pero hoy, por la falta de dinero en el bolsillo de la gente, los frigoríficos compran menos, y el mercado sigue en crisis”.

El aumento de la carne, sumado a la caída en el consumo y las dificultades para exportar, configuran un escenario desafiante para el sector en los próximos meses.