Fuerzas especiales de la policía reprimieron hoy con gases lacrimógenos, balas de goma y carros hidrantes a los miles de manifestantes pro-democracia que desde el sábado retomaron las calles de Hong Kong con nuevas protestas que hoy devinieron en una huelga general, con las adhesiones de trabajadores del subte y aeropuertos, entre otros.
El volumen alcanzado en esta triple jornada de la movilización convocada desde Internet, desató la reacción de la Jefa Ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, quien advirtió a los manifestantes que no cedería ante las demandas del creciente movimiento que -según dijo- se estaba acercando a una «situación muy peligrosa».
«(Ellos) han socavado seriamente la ley y el orden de Hong Kong y están presionando a nuestra ciudad, la ciudad que todos amamos y muchos de nosotros hemos ayudado a construir. La están poniendo al borde de una situación muy peligrosa», dijo.
«Es hora de volver al orden. El gobierno está resuelto a ello», dijo Lam, que tiene el respaldo de Beijing.
Miles de personas -entre ellas trabajadores del sector financiero, de los medios de comunicación o de compañías aéreas- se sumaron al paro, mientras que una fuente gubernamental citada por la agencia de noticias EFE confirmó que muchos empleados pidieron el día, o informaron de una baja por enfermedad.
Ocho líneas de subte dejaron de funcionar total o parcialmente desde la mañana, entre ellas la que conecta la ciudad con el aeropuerto, donde casi todos los vuelos fueron cancelados, según el diario hongkonés South China Morning Post.
Durante la tarde, las nubes de gases lacrimógenos se percibían en múltiples lugares de la ciudad colapsada por retrasos y aglomeraciones en la que los manifestantes evidenciaban el creciente apoyo público tras dos meses de disturbios cada vez más violentos.
El Departamento de Trabajo del gobierno de Hong Kong pidió a las empresas que fueran comprensivas con sus trabajadores.
«Para los empleados que no puedan llegar a tiempo al trabajo debido a las condiciones del tráfico y los servicios de transporte público, los empleadores deberían mostrar la comprensión necesaria debido a las circunstancias», indicó un portavoz de ese departamento.
La última quincena las protestas fueron creciendo en violencia, con la policía disparando repetidamente balas de goma y gases lacrimógenos para dispersar a las multitudes cada vez más hostiles que lanzan proyectiles.
Hace una semana, un grupo de hombres sospechosos de estar vinculados a las tríadas (los famosos gángsters de Hong Kong) también atacaron a los manifestantes, lo que llevó a 45 personas al hospital.
Docenas de manifestantes fueron arrestadas y acusados en los disturbios, y enfrentan penas de prisión de 10 años.
Las protestas fueron provocadas por la oposición a una controvertida ley que facilitaba las extradiciones a China continental, pero se fueron convirtiendo en un movimiento más amplio para la reforma democrática.
Las manifestaciones comenzaron a principios de junio en Hong Kong contra la propuesta de ley de extradición pero han derivado hacia demandas más amplias sobre los mecanismos democráticos de la ciudad, cuya soberanía recuperó China en 1997 con el compromiso de mantener hasta 2047 las estructuras establecidas por los británicos, inimaginables en la China continental.
A pesar de que la jefa del Gobierno hongkonés dio por «muerto» el proyecto a principios de julio, los manifestantes no se han dado por satisfechos y han seguido inundando las calles de la ciudad.