Opinión

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Nueva ley de vacunas: una gran oportunidad


Por Carla Vizzotti (*)

Por unanimidad, se aprobó la actualización del marco legal para la prevención primaria a través de las vacunas, un proyecto del diputado nacional por Tucumán, Pablo Yedlin. Un proyecto que se transformó en ley en menos de un año, una ley federal, con consenso técnico, apoyada por todos los bloques del Congreso de la Nación, y es una gran noticia para la salud pública. 

Argentina se debía contar con una nueva ley de vacunas, que actualice el marco legal, lo modernice, considere los inmensos avances en vacunación en general y del programa de inmunizaciones de Argentina en particular. 

Esta nueva ley no es nada más y nada menos que una gran oportunidad. Una oportunidad para que el Estado nacional, las provincias, los municipios, los equipos de salud, los centros de salud, la comunidad y los medios de comunicación se empoderen y la tomen como propia para favorecer el acceso de la población a las vacunas. 

A partir de ahora contamos con una herramienta que puede colaborar para optimizar o resolver algunas de las dificultades que existen en los ejes más relevantes del programa de inmunizaciones, nuestro gran desafío es aprovecharla desde el lugar que nos toca. 

Los aportes de la ley son numerosos y concretos. Por empezar, reafirma a la vacunación como una política de Estado: las vacunas continúan siendo gratuitas y obligatorias, como siempre. A esto se agrega que el Estado Nacional es el responsable de adquirir los insumos necesarios para la vacunación y proveerlos a las 24 jurisdicciones. 

Así mismo, declara la vacunación para todas las etapas de la vida y a todos los componentes del Programa de Inmunizaciones de interés nacional. También define a la vacunación como un bien social y establece la prevalencia de la salud pública por sobre el interés particular. 

La ley también establece la vacunación obligatoria del personal de salud y de laboratorio, favorece la gestión de la autoridad sanitaria para la exención de los impuestos a las vacunas y da fuerza de ley a las comisiones asesoras externas CoNaIn (Comisión Nacional de Inmunizaciones) y CoNaSeVa (Comisión Nacional de Seguridad en Vacunas). 

Por otro lado, genera la posibilidad de fortalecer el recurso humano para situaciones especiales a través del Registro de Vacunadores Eventuales. Crea el registro informatizado nominal de personas vacunadas que debe ser utilizado tanto en el sector público, como en la seguridad social y el sector privado. 

Además, busca favorecer el acceso al derecho de vacunarse en todo el ciclo de la vida, debiendo presentar el carnet de vacunas en el ingreso a la escuela (primaria y secundaria), a la universidad (pública y privada), en el examen pre laboral y en los controles periódicos. También para tramitar el DNI, la licencia de conducir, el pasaporte, además de las asignaciones familiares, sin impedir el trámite. 

Otro de los aportes de esta ley residen en la justificación de la inasistencia laboral, previa coordinación con el empleador para vacunarse o vacunar un menor a cargo. Y la generación de sanciones a los integrantes del equipo de salud que falsifiquen certificados o no adhieran a las recomendaciones nacionales. 

Inclusive, los integrantes del equipo de salud y educación deberán notificar si se vulnera el derecho a la vacunación de los niños, niñas o adolescentes o si un adulto decide no vacunarse, para que la jurisdicción trabaje con un equipo multidisciplinario con el objeto de favorecer el cumplimiento de la ley. 

Y por último, entre los aportes que se destacan, se encuentra la asignación de espacios gratuitos de difusión en los medios de comunicación que integran el Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos. 

Un párrafo aparte merece el establecimiento del 26 de agosto, día del nacimiento de Albert Sabin, como el Día del Vacunador y la Vacunadora, en reconocimiento a su inmensa tarea, esfuerzo y compromiso diario para llevar las vacunas a cada rincón de nuestro país. Les debíamos este reconocimiento. 

Sin dudas esta ley no constituye una solución mágica por sí sola, es una herramienta que debe ser tomada como propia por los tomadores de decisión, por eso debe asegurarse el presupuesto y gestionar con pericia todos los días para sacar el máximo provecho de cada uno de los artículos y que en el corto plazo podamos ver los resultados. 

No solo el Estado es responsable, cada uno de nosotros, desde el lugar que toque, también tenemos que cumplir y trabajar todos los días para que se cumpla esta ley, con empatía, con respeto, con evidencia científica, con tiempo dedicado al dialogo, es la mejor forma de acercar posiciones y lograr objetivos. 

Abogamos por una pronta reglamentación y esperamos que 2019 nos encuentre trabajando en equipo para lograr objetivos que nos trascienden como la implementación de la flamante «Nueva Ley de Vacunas», el desafío vale la pena. 

(*) Consultora para el análisis de estrategias sanitarias de Fundación Huésped.