Miembros de la comunidad educativa aseguran que "la presunta presencialidad de la que habla el gobierno porteño es inexistente"
El acatamiento al paro docente, el funcionamiento de las burbujas y la decisión de muchas familias y maestros de optar por la virtualidad configuraron hoy otra jornada atípica en las escuelas de la ciudad de Buenos Aires, donde miembros de la comunidad educativa rechazaron la afirmación del gobierno porteño en el sentido de que el sistema funcionó al «cien por ciento».
El secretario gremial adjunto de UTE, Guillermo Parodi, aseguró a Télam que el paro al que convocó su gremio tuvo un acatamiento «del 90%» en la Ciudad, «a lo que se suma que muchas escuelas tienen más de la mitad de las aulas cerradas porque han tenido que aislar burbujas por contagio o contacto estrecho».
«Y luego, muchas familias han decidido, más allá de lo que digamos como sindicato, no enviar a sus chicos a la escuela», dijo.
Parodi afirmó que «la presunta presencialidad de la que habla el gobierno porteño es inexistente», y resulta engañoso que el gobierno porteño hable de «100% de escuelas públicas abiertas» porque «muchas están adheridas al paro, pero los directivos igual concurren porque tienen que entregar las viandas».
«En cambio, si uno mide hoy presencialidad de docentes y alumnos, es muy baja porque incluso dentro del 10% que tendría clases presenciales -porque los maestros no adhirieron al paro- muchos permanecen en la virtualidad porque son docentes que tienen dispensa o fueron aislados», dijo.
En una recorrida de Télam por distintas escuelas porteñas, un profesor de nivel secundario que prefirió no revelar su nombre dijo que «cuatro cosas hacen que sea prácticamente nula la presencialidad en las escuelas».
Enumeró a «las burbujas aisladas por Covid, la adhesión al paro, las escuelas que decidieron mantener la virtualidad a pesar de lo que ordenó el Ministerio de Educación y las familias que eligieron no ir amparadas en el decreto».
En el caso de las familias, la decisión de permanecer en la virtualidad se vio reforzada por el fallo del juez Contencioso Administrativo, Tributario y de Relaciones de Consumo porteño Guillermo Scheibler, que ayer ordenó al Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que «se abstenga de computar las faltas y/o quita de vacantes de los alumnos cuyos padres resolvieran la no concurrencia de sus hijos a las escuelas hasta que no quede saldado el conflicto judicial» por la presencialidad en el distrito.
«En la escuela de nuestra hija hoy se retomaron las clases presenciales y les docentes resolvieron no adherir al paro, pero la mayoría de los padres y madres dijeron en el grupo de whatsapp que no los iban a mandar», dijo Lucía, madre de una niña que cursa el quinto grado en una escuela de La Paternal.
José Machain, padre de una niña que asiste al jardín del Hospital Ramos Mejía, contó a su turno a Télam que «elegimos no enviar a nuestra hija a la sala de 2 años porque entendemos que es crucial reducir la circulación» ante la alta tasa de contagios diarios.
Machain se lamentó de que «nos pongan a las familias en esta situación de tensión», porque «obviamente todos queremos que nuestros hijos tengan educación presencial, pero la gravedad de la situación sanitaria es muy grande» y amerita el cierre por 15 días.
Por su parte, la titular del Centro de Estudiantes del Lenguas Vivas, Amparo López (15) aseguró que «la cantidad de gente que pide ser eximida de la presencialidad» aumentó mucho estos últimos dos días y hoy «de mi burbuja no fue nadie, lo mismo que pasa en otras escuelas».
«Las familias quieren respetar el DNU porque la mayoría de nosotros usamos transporte público en horas pico y la situación sanitaria no da para más. Creemos que hay que cuidar la salud en lugar de privilegiar el marketing político con interés electoral», dijo.
La adolescente explicó que, no obstante, estas últimas semanas venían teniendo muy pocas clases presenciales porque «en la mayoría de los cursos hubo docentes aislados que, además, dan clase en dos o tres escuelas más, y eso termina siendo una cadena de aislamientos bastante enorme».
Amparo Torras, estudiante de quinto año del Mariano Acosta, contó que «las direcciones todavía no dieron información oficial sobre el no pase de la falta, pero muchos compañeros están considerando» permanecer en la virtualidad, mientras están «expectantes de que se termine con este operativo judicial tan publicitario y se llegue a la realidad de las escuelas».