Omar De Felippe llega al partido con Racing agarrado con las uñas al banco leproso. La derrota en el Clásico fue lapidaria, pero la cercanía del choque ante la Academia y la imposibilidad de cerrar otro técnico le dieron una vida más. Pero si hoy no consigue un resultado favorable es improbable que pueda resistir una semana más.
Habrá cambios, tal vez no tantos como imaginaba el hincha. Y es lógico. De Felippe no tiene un plantel tan amplio como para castigar duro a los jugadores que no responden. Saldrá alguno, a modo de mensaje, pero la base no cambiará demasiado.
¿Podrá De Felippe revertir este momento? Difícil imaginarlo. Mucho más si se tiene en cuenta que hoy se juega las pocas fichas que le quedan ante un Racing líder y de rendimiento alto, y como visitante, donde no gana hace un año. Tal vez ese sea su único sustento. Un buen resultado puede revitalizar un ciclo que parece terminado. No hay mañana, es hoy o será adiós.