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Nikol Pashinián, el periodista que llegó al poder a fuerza de protestas y denuncias en Armenia


Logró los votos necesarios en la Asamblea Nacional para ser nombrado primer ministro, con el objetivo de encauzar una serie de reformas democráticas y económicas

Periodista y eterno activista opositor, el primer ministro armenio Nikol Pashinián, que enfrenta una severa crisis política tras firmar la paz con Azerbaiyán, es hijo de un profesor de educación física y la primera autoridad del país que no tiene un vínculo personal muy fuerte con el enclave armenio y centro de la disputa con Azerbaiyán, Nagorno Karabaj.

Cuando Armenia se independizó tras la desintegración de la Unión Soviética en 1991, Pashinián era un joven de 16 años que inició la carrera de Periodismo en la Universidad Estatal de Ereván, de la que fue expulsado en 1995 «por razones políticas», según cuenta sin más detalles en su currículum oficial.

Cuando fue expulsado, Pashinián ya ejercía el periodismo en varios diarios de la capital y había adquirido cierta notoriedad local como por denunciar casos de corrupción del Gobierno del Movimiento Nacional Pan-Armenio, el partido nacionalista del primer presidente de la independencia, Levon Ter-Petrosyan, y el primer ministro Hrant Bagratyan.

La expulsión de la universidad marcó el inicio para Pashinián de una trayectoria de opositor incansable al poder de turno, actividad que no se detendría hasta que consiguió ganar las elecciones y asumir como presidente, apoyado en un movimiento de protestas masivas que lo tuvo como uno de los principales referentes en 2018.

En 1998, el año de la dimisión de Petrosyan y de su reemplazo en la jefatura del Estado por el primer ministro Robert Kocharián, antes presidente de la república de Nagorno-Karabaj, Pashinián puso en marcha su propio periódico, Oragir, cuya línea editorial marcadamente opositora lo situó inmediatamente en la mira de las autoridades, antes de ser clausurado por orden judicial.

Para Pashinián, la embestida judicial le significó una sentencia de un año de prisión, condena que no llegó a cumplir por un fallo favorable del tribunal de apelación y que le permitió volver a trabajar como editor en jefe de Haykakan Zhamanak, uno de los diarios más leídos de Armenia y en lo sucesivo extremadamente crítico con el presidente Kocharián y el Partido Republicano de Armenia (HHK).

Como periodista se ganó muchos y poderosos enemigos, dentro y fuera de las instituciones.

En 2000 volvió a ser declarado culpable de difamación por denuncias publicadas en sus artículos y, cuatro años después, fue víctima de un atentado cuando ardió súbitamente hasta quedar con el cuerpo en gran parte quemado en una explosión, que según denunció el propio Pashinián, fue provocada por un artefacto que se activó cuando él se subió a su auto.

Tres años después, en 2007, Pashinián saltó a la arena propiamente política como abanderado de la Alianza por la Acusación, que nació con el objetivo de conseguir el juicio y destitución de parlamentarios oficialistas. No lo consiguió, solo obtuvo un magro apoyo del 1,3% de los votos y ningún escaño.

En 2012, Pashinián clausuró definitivamente su etapa periodística en Haykakan Zhamanak, donde lo reemplazo su misma esposa y madre de sus cuatro hijos, Anna Akopyan, y se metió de lleno en la política dentro de las filas del partido del expresidente Petrosyan, el Congreso Nacional Armenio (HAK).

Por ese entonces, el hombre fuerte era el presidente Serge Sargsián y aunque volvió a ganar las elecciones, Pashinián logró convertirse en diputado, uno de los siete que consiguió el HAK en su primera prueba electoral para la Asamblea.

A finales de 2016, de cara a las elecciones parlamentarias del año siguiente, Pashinián selló una nueva alianza que terminó encumbrando al próximo presidente, Armen Sargsián.

Pero cuando empezaron a crecer los rumores de que el ex presidente Serge Sargsián podría asumir como primer ministro, el ex periodista no lo dudó y volvió a salir a las calles a protestar.

Logró que una multitud bloqueara todos los ingresos de la Asamblea para que los flamantes diputados no pudieran entrar a votar e instalaron la tensión política en la capital armenia.

Pero finalmente el ex mandatario fue investido como primer ministro, con el estreno de nuevos poderes ejecutivos quitados a la Presidencia, que ya quedaba como un rol ceremonial.

Pero la del ex mandatario terminó siendo una victoria pírrica. Tuvo que renunciar apenas seis días después, acosado por las protestas encabezadas por Pashinián.

El ex periodista negoció su nombramiento como primer ministro de transición con el objetivo declarado de encauzar una serie de reformas democráticas y económicas, y pese al rechazo inicial de algunos diputados, finalmente logró los votos necesarios en la Asamblea Nacional para ser nombrado primer ministro de Armenia.