La primera vez que el oriundo de la paulista Mogi das Cruzes se cruzó con la Copa era apenas mayor de edad y fue en la Argentina, hace exactamente una década, en 2011
Neymar y la Copa América siempre transitaron por veredas opuestas, y cuando se encontraron la relación terminó mal, al punto que cuando tuvo la oportunidad de jugarla y salir campeón en su casa hace dos años, se lesionó en el último partido amistoso de su selección y Brasil se consagró con él mirando desde las tribunas.
La primera vez que el oriundo de la paulista Mogi das Cruzes se cruzó con la Copa era apenas mayor de edad y fue en la Argentina, hace exactamente una década, en 2011.
En aquella oportunidad, con 19 años recién cumplidos (nació el 5 de febrero de 1992), llegaba al certamen que organizaba la Argentina como la «estrellita» brasileña del momento a la que se le auguraba un futuro inconmensurable, pero su luminosidad fue fugaz.
Es que a pesar de jugar todos los partidos que disputó Brasil, que por otra parte se fue prematuramente del certamen en cuartos de final, en la fase de grupos su presencia ilusionó en el primer encuentro con empate frente a Venezuela (0 a 0), con el que la «verdeamarelha» terminaría empatando el primer puesto del Grupo B, pero luego cayó ante el Paraguay (2-2) de Gerardo Martino, finalmente subcampeón de Uruguay.
Recién ante el débil Ecuador (4-2), último en la zona, convertiría dos goles que parecían iniciar su camino a un cierto protagonismo en la competencia, pero esa fue la luz de un fósforo que se apagó inmediatamente en los cuartos de final, cuando otra vez frente a Paraguay el seleccionado brasileño empató, pero sin goles, y en la definición por tiros penales terminó cayendo 2-0.
Después pasó el tiempo y al salto de Santos a Barcelona en 2013 sobrevino el duro fracaso en el Mundial que organizó Brasil en 2014, con grave lesión en cuartos de final al sufrir la fractura de la tercera vértebra lumbar en cuartos de final. Esto le «evitó» formar parte del papelón del 1-7 frente a Alemania en semis.
La Copa América de Chile 2015 surgía entonces para los brasileños como un cauterizante para esa herida que difícilmente se cerrará completamente, pero para Neymar la historia iba a ser más dura en otro sentido, ya que no siquiera iba a completar su participación en el certamen por agredir a un rival.
Es que Neymar había sufrido esa fractura por un rodillazo que le había aplicado el lateral derecho colombiano Camilo Zúñiga, y el destino quiso que a Brasil le tocara el seleccionado «cafetero» en el Grupo C, con el que se enfrentaría en el segundo partido de la zona.
El debut fue bueno para él y para su selección, ya que antes de los 5 minutos del debut ante Perú ya había marcado el primer gol de la victoria sobre Perú por 2 a 1, pero después venía Colombia, y para Neymar Junior ese partido era una revancha personal que iba más allá de lo deportivo y le iba a jugar una muy mala pasada.
A «Ney» se lo vio muy nervioso durante todo el partido, discutiendo permanentemente con sus rivales, al punto de recibir una tarjeta amarilla que sumada a la del primer cotejo frente a los peruanos, lo iba a dejar afuera del tercer cotejo frente a Venezuela (triunfo por 2 a 1).
Pero todo se desencadenó al finalizar el encuentro que los colombianos terminaron ganando por 1 a 0, con gol de Jeison Murillo, cuando pasó de la palabra a los hechos con el otro marcador de punta rival, en este caso Pablo Armeno, al que le arrojó intencionalmente un pelotazo en la espalda que derivó en una tarjeta roja directa, lo que desató su ira al punto de trenzarse a empujones con el mencionado Murillo.
Todo terminó con un cruce violento con el delantero Carlos Bacca que por ello también recibió la tarjeta roja. Y como colofón de esta historia Neymar recibió cuatro fechas de suspensión, 10.000 dólares de multa y final de su segunda y última participación en la Copa América.
Brasil fue eliminado nuevamente en cuartos de final por Paraguay, con otro técnico argentino como Ramón Díaz y también por penales. Para entonces Neymar hacía rato que estaba de regreso en su país.
Y esa fue la última vez pese a que la Copa América tuvo dos ediciones más, porque en la Centenario de los Estados Unidos del año siguiente tuvo que elegir, a instancias de su club, Barcelona, entre ese certamen conmemorativo o los Juegos de Río de Janeiro 2016. Se inclinó por esta última competencia y pudo marcar el último penal del desempate de la final ante Alemania que le dio a Brasil su primer título olímpico en fútbol. A luces vista la elección fue la correcta.
Y en 2019, nuevamente en Brasil, que organizó la Copa América de ese año, se perdió la oportunidad de salir campeón en su propia casa porque en el último amistoso preparatorio para ese competencia, ante el seleccionado de Qatar, sufrió una severa lesión ligamentaria en el tobillo derecho cuyos plazos de recuperación no le permitieron participar de la misma.
La elipse temporal hace que ahora, ya consagrado y justo 10 años después, nuevamente además con Argentina como organizador, Neymar vuelva a intentarse amigarse con la Copa América, con la que se vienen dando la espalda desde que era un chiquilín que admiraba a Lionel Messi y soñaba con jugar con él en Barcelona.