Por José Odisio
Newell’s vuelve a transitar un mercado de pases complicado. Cuesta traer refuerzos, por más que sean préstamos, ya que comprar es palabra prohibida en el Parque. No hay plata, el juez no va a autorizar esos montos, son frases reiteradas de los últimos años. Y para peor, vender tampoco es sencillo, y para no caer en la tentación-obligación de rifar juveniles, algún futbolista tendrá que ser transferido. Y esa desesperación de poner un jugador con el tachito en la cabeza, obviamente baja su valor.
La llegada de Maxi trajo alivio, y esperanza. Y sumar rápido al uruguayo Gabrielli fue bueno. En el medio Bidoglio, junto a la dirigencia hicieron la «limpieza» necesaria, futbolística y económica. Chau Piris, Sarmiento, Sills y Amoroso, aunque este último sólo se irá si consigue algo. Y hay que ver qué pasa con Oviedo, el DT no parece convencido, pero tampoco se lo ve entusiasmado con Leal, y sabe que un nueve no va a venir. Tendrá que probarlos, y convencerse. Porque Fydriszewski solo no se puede bancar el ataque leproso.
Mientras tanto, Lenis cobra mucho; a Espinoza no le sueltan; y entonces Bidoglio tuvo que pasar a planes b. Y el tiempo pasa y el torneo se acerca, sin esos dos refuerzos que el DT cree necesarios.
Cansa escuchar que el juez no autoriza. Es cierto que la economía transita meses de ingresos pobres, pero si Newell’s no estaría en la justicia, se endeudaría para reforzarse mejor. Porque la situación apremia. Y el juez Bellizia debería entenderlo.
Mientras tanto, Fertoli está en la vidriera. Todavía no tiene el cartel de liquidación, pero los interesados piden descuentos. Y la tentación de venderlo por menos de lo que vale volverá a aparecer. Y así el circulo vicioso del mercado de pases leproso volverá a aparecer. Inexorablemente.