Manifestantes neonazis y antifascistas son esperados el domingo frente a la Casa Blanca para un tenso encuentro, justo un año después de una protesta mortal que mostró la creciente osadía de la extrema derecha en Estados Unidos.
Las autoridades reforzaron la seguridad en la capital estadounidense antes de la marcha convocada en nombre de los «derechos cívicos de los blancos» y organizada por Unite the Right, la misma red supremacista que convocó la protesta el año pasado en Charlottesville, Virginia, que terminó en sangre.
Grupos antifascistas planean una contra manifestación en la misma área y algunos prevén una confrontación.
«El objetivo de la policía es mantener los dos grupos separados», declaró el jueves el jefe de la policía de Washington.
El 11 de agosto de 2017, cientos de simpatizantes neonazis, acompañados de hombres con rifles, gritando frases racistas y portando antorchas encendidas, marcharon por las calles de Charlottesville, en una escena que recordó a las marchas del Ku Klux Klan en el sur de Estados Unidos antes del movimiento por los derechos civiles de los negros.
Protestaban la remoción de estatuas de líderes de la Confederación, el conjunto de estados que peleó para mantener la esclavitud durante la Guerra Civil estadounidense a finales del siglo XIX.
Al día siguiente, surgieron enfrentamientos entre simpatizantes neonazis y antifascistas del grupo Antifa.
De pronto, un simpatizante neonazi arremetió con su vehículo contra una multitud de manifestantes antifascistas matando a una mujer de 32 años, Heather Heyer, e hiriendo a 19 personas.
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– «El Estados Unidos de Trump»-.
La sombra del aniversario se cierne sobre los preparativos.
Unos 400 simpatizantes de Unite the Right serán permitidos en el pequeño parque Lafayette, frente a la Casa Blanca, y los contra manifestantes están autorizados igualmente a reunirse ahí. Todas las armas estarán prohibidas en el perímetro, incluso a los poseedores de permiso.
Los manifestantes de extrema derecha están convocados a reunirse a las 17H00 (21H00 GMT) del domingo en una estación de metro en el centro de la ciudad antes de marchar hasta la Casa Blanca. Los organizadores les recomiendan no acudir armados y no provocar enfrentamientos.
Lecia Brooks, experta del Southern Poverty Law Center (SPLC), un observatorio de grupos extremistas, dijo a la AFP que la marcha reflejaba «el creciente envalentonamiento de los nacionalistas blancos en este país».
Varios candidatos abiertamente racistas buscan un cargo en las elecciones de noviembre al Congreso, incluyendo Arthur Jones, un nazi declarado que se presenta en Illinois por el partido Republicano, o Paul Nehlen, figura de la extrema derecha que lidera la carrera de los republicanos en Wisconsin.
Algunos ven esas expresiones como reflejo de una tácita aquiescencia del presidente Donald Trump, luego de que no condenara claramente a los grupos neonazis por los hechos sangrientos en Charlotesville.
«Nadie debe estar sorprendido. Este es el Estados Unidos de Trump. Estas son las fuerzas que él ha desencadenado», dijo el presidente del grupo contra el odio del Southern Poverty Law Center, Richard Cohen, en una carta abierta.
«En vez de tratar de unir al país luego de Charlottesville, en vez de examinar el impacto de su propia retórica y acciones, Trump ha doblado la apuesta en la xenofobia tóxica y la siembra de temor que ha alimentado su vida política», añadió.
A la marcha del domingo, Unite the Right pidió a sus simpatizantes llevar banderas estadounidenses o bien las confederadas, consideradas un símbolo racista.
Del otro lado del parque estará Answer Coalition, un grupo que llamó a una «acción masiva» para protestar contra quienes describen como racistas, fascistas, neonazis y supremacistas blancos.