Comenzaron las clases de natación para niños y niñas que viven en la isla. Ahora cruzan el río y practican en el Club Remeros de Rosario
Nadar Sus Aguas es un proyecto educativo, de prevención y cuidado para las infancias, adolescencias y juventudes de la comunidad isleña a través de la práctica acuática deportiva. Allí aprenden a nadar y también generan los recursos necesarios para su seguridad acuática en el entorno donde viven. Surge a partir de una iniciativa de las profesoras Vanina Pons y Paula Aguirre junto a vecinas y vecinos de la isla agrupados en la Cooperadora de la Escuela Nº 1139 “Marcos Sastre” de Rosario.
Ahora, en plena temporada invernal, el proyecto no se detiene. «A partir de un proyecto iniciado por la ex concejala y actual ministra de Cultura de la provincia Susana Rueda, gestionamos la articulación y colaboración con el Club Remeros Alberdi para que, durante los meses de invierno el proyecto educativo Nadar Sus Aguas pueda continuar sus actividades en la pileta del club», señaló la concejala Alicia Pino, impulsora del proyecto y la articulación.
«Lo estamos viviendo con muchísima emoción, es un proyecto que fortalece la identidad acutática de los chicos, la identidad islera y que tiene un eje vertevrador que es cuidar la vida. Hace 2 años que venimos trabajando con la comunidad, lo empezó a pensar Paula, porque ella se maravillaba con las capacidades acuaticas que las chicas y los chicos tienen. Ellos están todo el tiempo en contacto con el agua y se cuidan unos a otros. Al ver estas potencias pensamos en cómo podríamos acompañarlos, porque veíamos que vivir al lado del agua tiene sus riesgos», señaló Vanina, que es guardavida y profesora de educación física.
A partir de esta concreción, una vez por semana, los niños y niñas cruzan luego de la escuela hacia la costa rosarina y reciben sus clases de natación. Además, desde este año, también integra el programa «Barrio, cultura cotidiana» del Ministerio de Cultura de Santa Fe, el cual provee talleristas, facilitadores e insumos necesarios.
«Se trata de una nueva forma de unir y pensar las dos orillas, atendiendo a la necesidad de responder a los desafíos que presenta el entorno natural y generar recursos para la prevención y el cuidado en la seguridad acuática de infancias y adolescencias que viven en la costa del río de Rosario. Era un inquietud de las familias y docentes que habitan El Espinillo, póder sostener durante el invierno la experiencia que les provee a sus hijos e hijas de herramientas para su propia seguridad. Esto nos demuestra que podemos llevar adelante políticas y estrategias de inclusión, que permitan generar beneficios concretos directos para esos niños y niñas, sus familias, su presente y su futuro», finalizó Pino.