Una mujer en República Checa, de 27 años, sufrió una hemorragia que le provocó la muerte cerebral cuando transitaba la semana 16 de su embarazo. Durante todo el período desde la muerte cerebral sus funciones vitales fueron mantenidas artificialmente. Por ese entonces, su bebé pesaba solo 250 gramos.
En esas condiciones, y tras 117 días en el vientre de su madre, nació Eliska por medio de una cesárea en un hospital checo.
Con sus 2,13 kg, se trata «uno de los bebés más pesados y maduros de una madre con muerte cerebral«, señaló Roman Gal, el anestesista jefe del Hospital Facultativo de Brno, donde la niña nació por cesárea el pasado 15 de agosto, según medios locales.
Los médicos del hospital decidieron salvar a la niña al controlar la actividad pulmonar de la madre, así como la evolución de los riñones y el flujo de alimento necesario para la pequeña.
«Este es un caso muy raro y entrará en los anales de la medicina mundial. Y confirma la gran fuerza de la vida naciente«, declaró Pavel Ventruba, jefe del Departamento de Ginecología y Maternidad del hospital.