Espectáculos

Nacha Guevara: una diva vigente que festeja sus 80 años


Es una de las artistas más importantes del país con una amplia carrera en la música y la actuación. Aún hoy sigue presente en la pantalla del Cantando 2020

Nacha Guevara se convirtió en la demostración fehaciente de que cumplir años no es sinónimo de envejecer. Hoy, sopla 80 velitas.

La artista ha explicado hasta el cansancio cuáles son los hábitos que le han permitido mantener la lozanía de su piel, la firmeza de sus piernas y la agilidad de su mente a través de los años. Sin embargo, la actual jurado del Cantando 2020, por El Trece, fue un poco más allá e hizo una profunda reflexión.

“No quiero vivir mucho tiempo, yo quiero vivir bien. E irme cuando sea correcto, irme a tiempo”, aseguró tiempo atrás. Activa como está, pocos creerían que Nacha pudiera pensar seriamente en la muerte. Sin embargo, en ese breve espacio que se dio en medio del show televisivo, ella se las ingenió para ampliar su reflexión.

“No hay nada mejor que irse a tiempo. Por uno y por los que lo rodean a uno. Hay que saber irse. Y para eso hay que prepararlo”, dijo Nacha convencida de sus palabras.

Nació con el nombre de Clotilde Acosta, estudió danzas clásicas y actuación en el Teatro Colón, fue modelo e hizo teatro dirigida por Juan Silber en Locos de Verano de Gregorio de Laferrere en 1968. A los 28 años, después de una breve carrera como actriz en teatro independiente y en pequeñas intervenciones cinematográficas, se presentó en el teatro Payró con un espectáculo experimental de canciones titulado «Nacha de noche».

En 1970, la dictadura militar de Onganía clausuró el Instituto Di Tella y Nacha pasó al underground del café-concert, cantó en la mítica La botica del ángel de Eduardo Bergara Leumann (donde parodió a Libertad Lamarque y otras cantantes), en El gallo cojo de Lino Patalano, en La Fusa de Punta del Este y La cebolla en Mar del Plata, donde, por una cuestión de celos profesionales, agredió a Marcos Mundstock, integrante del grupo Les Luthiers, hecho por el cual fue sentenciada a dos meses de prisión en suspenso por falta de antecedentes.

Simultáneamente, fue amenazada de muerte junto a otros veintiséis artistas, por la organización terrorista de derecha Triple A. Abandonó el país con Favero y sus tres hijos, Ariel, Gastón y Juan Pablo (de Anteo del Mastro, Norman Briski y Favero respectivamente) instalándose primero en Perú y luego en México, donde recibió el Premio Especial 1975 de la Unión de Críticos y Cronistas de Teatro (de México).

Entre 1978 y 1982 se estableció en España (donde grabó discos e hizo numerosas giras) con visitas periódicas a Nueva York donde interesó al productor y director teatral Harold Prince que la introduce al mercado estadounidense con presentaciones en Nueva York, Washington y Chicago. Por aquella época y por el entorno en el que se manejaba toma contacto con la cábala.

En 1984 regresa a la Argentina, con el restablecimiento de la democracia. Con «Aquí estoy» marca un retorno importante que demuestra su crecimiento artístico y la asimilación de la experiencia internacional. Reedita y recopila sus trabajos discográficos: los de Argentina de los años sesenta y setenta y los de España en su primer disco argentino en nueve años. Con su nuevo álbum de estudio, Los patitos feos, consigue uno de los éxitos más grandes de su carrera con clásicos como Fuimos los patitos feos, Mi ciudad, Vuelvo y Por qué cantamos.

En 1986 presenta en el Teatro Maipo otra visión de Eva Perón en un musical completamente opuesto al Evita de Andrew Lloyd Weber (del que canta en recitales la canción No llores por mí, Argentina) firmado por Pedro Orgambide y con música de Favero: Eva que obtiene un respetable éxito.

En 1991 aborda su trabajo más cuestionado, Heavy Tango, que fusionó tango con otros ritmos. En él compartió un dúo con Tita Merello, el último registro musical de la famosa artista. También ese año trabajó en Sevilla, grabó varios programas de televisión junto al periodista Jesús Quintero y realizó una serie de actuaciones con motivo de la EXPO 92.

En el 2003 volvió a la calle Corrientes de Buenos Aires, al Teatro El Nacional con Qué me van a hablar de amor, con el cual salió de gira por Argentina y Uruguay y el Festival Internacional de Tamaulipas (México, octubre de 2003) y el Festival Internacional de Teatro de Monterrey (México, noviembre de 2003). También visitó con él Puerto Rico y Chile, actuando por primera vez en ese país.

Al año siguiente se unió al músico y compositor Lito Vitale para crear Passion, un show de canciones eclécticas, que pasaban de un tango, a un aria o a una canzonetta.

En 2004 interpretó en la telenovela Padre Coraje a una cantante lírica, por el que ganó el premio Martin Fierro como la Mejor Actriz Invitada. En 2005 protagonizó la obra teatral de El Graduado junto a Felipe Colombo, permaneciendo nueve meses en cartel, con excelentes críticas. Participó en el ciclo televisivo Botines, papel por el que fue nuevamente candidata un premio para Mejor Actriz, y en el ciclo televisivo Mujeres asesinas, donde personificó a la envenenadora argentina Yiya Murano. Protagonizó la tira de Canal 9 de Buenos Aires El tiempo no para y en la revista Un país de revista.

En 2011, estrena un espectáculo en homenaje a Tita Merello donde la encarna. En 2013 fue jurado del reality llamado El artista del año emitido por Canal 13.

Entre 2014 y 2015, Guevara fue convocada para jurado en Bailando por un Sueño, conducido por Marcelo Tinelli.