La represión militar de las protestas y los sectores de trabajadores movilizados en todo el país fue tan grande y sangrienta que desató el repudio inmediato de la ONU
La movilización popular contra la nueva dictadura y la represión que esta desató han ido creciendo de manera gradual este mes en Myanmar desde el golpe de Estado del 1 de febrero y hoy culminaron en una jornada sangrienta que sacudió al país y a parte del mundo con entre 8 y 18 muertos, según denuncias internacionales.
La represión militar de las protestas y los sectores de trabajadores movilizados en todo el país fue tan grande y sangrienta que desató el repudio inmediato y contundente de la Alta Comisionada de derechos humanos de la ONU, Michelle Bachelet, de Estados Unidos y de la Unión Europea (UE).
«Condenamos con fuerza la escalada de violencia contra manifestantes en Birmania (antiguo nombre de Myanmar) e instamos a los militares a cesar de inmediato de usar la fuerza contra manifestantes pacíficos» aseguró su vocera, Ravina Shamdasani, en un comunicado citado por la agencia de noticias Europa Press.
«Durante el día, en varios lugares de todo el país, las fuerzas policiales y militares actuaron contra manifestaciones pacíficas, usando una fuerza letal y no tan letal que, según información fidedigna recibida por la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, dejó al menos 18 muertos y más de 30 heridos», agregó
Desde que el Ejército sacó los tanques a las calles y retomó el poder, apenas diez años después de haber iniciado una tímida transición democrática, las protestas pacíficas y los actos de desobediencia civil que reclaman la vuelta del Gobierno democrático y la liberación de sus dirigentes se multiplican en todo el territorio, en paralelo a una represión militar cada vez más fuerte y desenfrenada.
Pese a que la ONU denunció 18 muertos y que medios locales cercanos a los manifestantes hablaron incluso de otros 10 posibles fallecidos, la agencia de noticias de noticias AFP logró confirmar ocho.
Tres hombres murieron por disparos de arma de fuego cuando marchaban contra la dictadura en la ciudad sureña de Dawei. Según socorristas y medios citados por AFP, la represión militar culminó además con al menos 20 heridos, la mayoría por balas de goma.
«Pero puede haber muchas más víctimas porque seguimos recibiendo heridos», advirtió Pyae Zaw Hein, un socorrista voluntario de la zona.
En paralelo, socorristas de la localidad de Bago, al norte de Yangón, la capital económica del país, denunciaron otros dos muertos más a manos de las fuerzas militares, ambos jóvenes de 18 años.
La sexta víctima fatal del día falleció en Yangón y era un joven de 23 años que se manifestaba en la calle y fue acribillado, según contó un exdiputado del derrocado Gobierno civil Nyi Nyi en su página de Facebook.
Finalmente, en Mandalay, la segunda ciudad más grande del país, un médico de urgencias informó a AFP que otros dos manifestantes hombres murieron heridos de bala.
Se trata por lejos de la jornada más violenta y sangrienta desde el golpe de Estado del 1 de febrero. Hasta ahora, solo se había informado de un total de cinco muertos a manos de los militares en la calle en todo el mes, mientras que el Ejército informó que un policía falleció en un enfrentamiento con manifestantes.
Las peores escenas hoy se vieron, una vez más en Yangón.
«La policía comenzó a disparar desde que llegamos», contó a AFP Amy Kyaw, una maestra de 29 años que marchó junto con miles de personas para reclamar la vuelta del Gobierno democráticamente electo.
«No hubo mensajes de advertencia. Algunos manifestantes fueron heridos y otros se refugiaron en las casas de los vecinos del barrio», agregó.
En tanto, en Myityina, en el norte del país, las fuerzas de seguridad le dieron una paliza a un periodista, que fue arrestado, según un medio local.
«La clara escalada del recurso a la fuerza letal en varias ciudades del país es escandalosa e inaceptable y debe cesar inmediatamente», exigió Phil Robertson, subdirector de la división Asia en la ONG Human Rights Watch.
La organización local que releva la situación de los presos políticos AAPP denunció que más de 850 personas ya fueron detenidas, acusadas o hasta condenadas por participar de las protestas contra el golpe de Estado, entre ellos periodistas nacionales y extranjeros.
Esta cifra, sin embargo, ya habría quedado vieja ya que medios locales informaron sobre 479 arrestos en las protestas de ayer y es de esperar que hoy se sumen cientos más.
Hasta el momento, las principales potencias europeas han reaccionado exigiendo la vuelta al orden constitucional e imponiendo sanciones a los máximos responsables de la dictadura, pero la presión, que no ha avanzado en el Consejo de Seguridad de la ONU por la negativa de China y Rusia, no parece haber tenido efecto.
Hoy, Estados Unidos volvió a condenar la represión a las protestas pacíficas.
«Tenemos el corazón partido tras la pérdida de tantas vidas humanas. Apuntar contra los civiles es algo horroroso», tuiteó la embajada norteamericana en el país mientras las escenas de represión a las protestas continuaban multiplicándose.
En un tono similar, se sumó el jefe de la diplomacia de la UE, Josep Borrell: «El uso de la violencia no otorgará legitimidad al derrocamiento ilegal de un gobierno elegido de forma democrática. Las autoridades militares deben detener inmediatamente el uso de la fuerza contra civiles y permitir que la población ejerza su derecho a la libertad de expresión y reunión.»
Borrell adelantó que el bloque «tomará en breve medidas en respuesta a estos eventos».