Varias manifestaciones se produjeron en Rangún, donde se propuso llegar a una "primavera revolucionaria"
Miles de personas se manifestaron hoy en varias regiones de Myanmar para exigir una «primavera revolucionaria», tres meses después del golpe de Estado de la junta militar contra el Gobierno civil.
Desde febrero y pese a una cruenta represión de la junta militar, las manifestaciones recorren el país en una importante campaña de desobediencia civil, con miles de trabajadores en huelga que paralizan sectores enteros de la economía, y los opositores -ahora clandestinos- formaron un gobierno de resistencia.
Varias manifestaciones se produjeron hoy en Rangún, donde se propuso llegar a una «primavera revolucionaria», tras desfilar rápidamente por las calles y dispersarse para evitar enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
«¡Nuestra vía conduce a la democracia!» gritaron, mostrando tres dedos de una mano, el saludo considerado de resistencia. «¡Nuestra vía conduce a la caída de la dictadura militar!» fue otro de sus eslóganes.
Las ciudades como Rangún están en el centro de la revuelta y las fuerzas de seguridad golpean duramente a la gente en las calles y registran las casas en redadas nocturnas, basados en informantes que les proporcionan los nombres de las personas acusadas de ayudar a los manifestantes.
En tanto, en varias regiones fronterizas del norte y del este de Myanmar, controlados en su gran mayoría por grupos étnicos, la revuelta hizo emerger varias rebeliones contra la junta militar.
De los 20 grupos étnicos rebeldes que hay en el país, uno de los más importantes es la Unión Nacional Karen (KNU), que está en el este de Myanmar y que hoy llamó a otras minorías étnicas de la región a unirse contra la «dictadura militar», informó la agencia de noticias AFP.
Estos grupos aúnan a muchos opositores a la junta que huyeron y retomaron las armas estas últimas semanas.
«Nunca se ha presentado semejante oportunidad en más de 70 años de revolución. Aprovechemos la situación y luchemos contra la dictadura militar birmana» dice el teniente general Baw Kyaw Heh en carta dirigida a otros grupos rebeldes del Estado de Karen, que desde el golpe no se manifestaron.
En el este del país, los enfrentamientos entre el Ejército y la KNU causó más de 30.000 desplazados según la ONU.
También, centenares de personas se manifestaron asimismo en la región de Mandalay (centro), encabezados por monjes que portaban una bandera de la Liga nacional de la Democracia (LND) el partido de la exdirigente Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz 1991.
La exdirigente del LND, de 75 años, se encuentra bien, pero no fue vista en público desde su arresto domiciliario el 1 de febrero, día del golpe de Estado.
En el estado de Shan, en el noreste, las fuerzas de seguridad intervinieron contra manifestantes en la localidad de Hsipaw y mataron a una persona.
«Fue alcanzado por un disparo en la cabeza, y murió en el acto» declaró un manifestante.
Cerca de 760 civiles, entre ellos menores y mujeres, fueron asesinados tiroteados por las fuerzas de seguridad en los últimos tres meses y 3.500 personas se encuentran detenidas, según una ONG local, la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP).
La junta militar, que afirma que la AAPP es una organización ilegal, aseguró por su lado que 258 manifestantes murieron, igual que 17 policías y siete miembros del Ejército.