Los manifestantes colocan huevos con mensajes en distintos puntos del país y comparten las imágenes en redes sociales
Las protestas que desde hace más de dos meses sacan a las calles de Myanmar a cientos de miles de personas pese a la sangrienta represión de la junta militar se reconvirtieron hoy, en medio de una tregua acordada con el Ejército, en una “huelga de los huevos de Pascua”.
La campaña que coordina las protestas y acciones de desobediencia civil invitó a los manifestantes a colocar huevos con mensajes en distintos puntos del país y a compartir las imágenes en redes sociales, según recogieron los medios independientes como The Irrawaddy y Myanmar Now, informó la agencia de noticias Europa Press.
«Un pollo tiene que salir del huevo para nacer. Nosotros, la población de Myanmar, tenemos que luchar con todas nuestras fuerzas contra la injusticia de la junta», declaró un manifestante.
«Salvemos a Myanmar», «Queremos democracia» o «Quítate del medio MAH» -en referencia al líder de la junta militar Min Aung Hlain- se podía leer también en los mensajes que decoran los huevos de Pascua, cuyas fotos fueron difundidas hoy por el movimiento de desobediencia civil.
Los medios locales también dieron cuenta de nuevas protestas en varias ciudades, de nuevo con escenas de tensión entre las fuerzas de seguridad y los manifestantes. Según la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAAP), al menos 557 personas, entre ellos mujeres y niños, murieron a manos de las fuerzas de seguridad tras el golpe de Estado del 1 de febrero que derrocó al gobierno civil de la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. Pero el número de víctimas podría ser mucho mayor.
Unas 2.700 personas fueron detenidas, y muchas de ellas, siguen encarceladas e incomunicadas, sin acceso a sus familiares o a sus abogados. Según la AAPP, el Ejército y la Policía disparan munición real de día y de noche, y ayer murieron otros cuatro civiles.
A pesar de la sangrienta represión de la junta, la movilización prodemocrática continúa, con decenas de miles de trabajadores en huelga y sectores enteros de la economía paralizados. Por ejemplo, profesores e ingenieros se manifestaron hoy en Mandalay, la segunda ciudad del país. Pero la organización se hace cada vez más difícil.
El acceso a internet sigue cortado para una gran mayoría de la población desde que los militares ordenaron la suspensión de las conexiones de datos móviles e inalámbricas. Los generales también están estrechando el cerco judicial sobre Aung San Suu Kyi, acusada entre otros de corrupción y de haber violado una ley sobre secretos de Estado de la época colonial.
Si es condenada, la dirigente de 75 años, que está incomunicada pero se encuentra «en buen estado de salud» según sus abogados, se arriesga a ser inhabilitada y a pasar muchos años en prisión. Además, se emitieron órdenes de detención contra 40 personas famosas, incluyendo cantantes, modelos y personas influyentes en las redes sociales, acusados de difundir información que podría provocar un motín en las fuerzas armadas.
En medio de estas protestas civiles, también crece el accionar de grupos armados irregulares, lo que ya desató temores de una posible «guerra civil», según reconoció recientemente la enviada de la ONU para Myanmar, Christine Schraner Burgener.