Ni muerto, ni en coma y menos aún olvidado, nada de eso; el espíritu de Cerati se paseó en las noches del v iernes y sábado por el escenario del bellísimo teatro El Círculo de Rosario, cuando los chicos de Música para Volar, junto con el ensamble del maestro Fernando Ciraolo, pusieron en escena “Cerati Sinfónico II, recordando en una magistral espectáculo a uno de los más grandes compositores e intérpretes que dio el rock de habla hispana.
Y la nave volvió a partir, cuando José Mateucci, en batería y voz, Alexis Thompson en guitarra, Julieta Sciasci, en bajo y Bruno Montero, en teclado, acompañados por las cuerdas y vientos del ensamble, hicieron vibrar a los más de 1.200 espectadores que colmaron la sala del histórico y tradicional teatro rosarino.
Temas como El Rito y Deja Vu, hicieron vibrar corazones, batir palmas y despertar recuerdos. En la hermosa sala del teatro rosarino quedó el deseo de más Música para Volar, de más Cerati, aun cuando los músicos, atrapados por los aplausos incesantes de la concurrencia, tuvieron que repetir varios temas luego de finalizado el show.
Cerati estuvo allí, entre Música para Volar, el maestro Ciraolo y el público. Es que nadie muere si deja una nota en el pentagrama, una palabra en el papel, un trazo sobre el lienzo o una genuina manifestación de amor sobre la tela de la vida. Nadie muere si es recordado con magistralidad y amor como lo hicieron quienes estuvieron sobre el escenario anoche. Y el público voló ¿Cómo no iba a hacerlo?
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