Un profesional con más de 40 años de trayectoria, referente y maestro del periodismo judicial
El periodista Miguel Sintas falleció este domingo luego de una vida dedicada al oficio en los temas judiciales, un ámbito en el que marcó camino para muchos colegas que hoy lo recordaron como «maestro» de la profesión, «generoso, íntegro y leal».
«Abuelo de 2 princesas y 1 príncipe heredero. Periodista jubilado tras casi 40 años dándole a las teclas. A mi edad prefiero quedarme con culpa y no con ganas», se definía en la red social Twitter.
Fue Silvia, su compañera de la vida, quien hoy transmitió a los amigos colegas la triste noticia de que Miguel había fallecido luego de un accidente doméstico.
«Mi amigo, mi hermano mayor, uno de mis grandes maestros. Uno de los hombres más íntegros que conocí», escribió, entre muchos recuerdos el también periodista de temas judiciales Néstor Espósito.
De sus más de 40 años de trayectoria como periodista, muchos de ellos pasó en la agencia Télam, primero como redactor de la sección Policiales y, luego, como acreditado en Tribunales cuando allí las noticias se comenzaban a multiplicar.
No por nada sus colegas lo recuerdan casi como «el fundador» de la Sala de Periodistas en la planta baja de los Tribunales Federales de Comodoro Py.
Con cigarrillo, cafecito y grandes anécdotas, todos recuerdan así a Miguel en sus años de periodismo, mientras que otros aseguran haberse sentido guiados por sus pasos y por su generosidad de buen maestro, que lo llevaba a compartir fuentes, fallos y secretos para aprender a leerlos.
Periodista de raza, de oficio y de corazón, Miguel supo construir puentes con históricos jueces y juezas, a tal punto que fue quien, tan solo a modo de ejemplo, tuvo la primicia de que la muerte de María Marta García Belsunce, en 2002, había sido un crimen y no un accidente doméstico.
Apasionado por la cobertura de juicios orales desde sus inicios, creó también, luego, con su colega Espósito un medio propio, un portal de noticias dedicado íntegramente a la cobertura de esos procesos.
Especialmente, marcó el camino en la cobertura de juicios orales por delitos de lesa humanidad, una vez que fueron reactivados esos casos, con la derogación y la inconstitucionalidad de las leyes de Obediencia Debida y Punto Final.
«Miguel fue un tierno. Se le hinchaba el pecho y se le quebraba la voz cuando hablaba de Silvia, de su hijo Guido (“el jurista”) y sobre todo, de sus nietes. Y cuando recordaba que fue el único periodista argentino que entrevistó a Rajiv Gandhi. Miguel estuvo siempre (y murió allí) del lado correcto de la trinchera. Fue un cabrón malhumorado que se derretía de ternura apenas se le pasaba el enojo», describió Espósito hoy.
Cuando falleció la ministra de la Corte Suprema de Justicia Carmen Argibay, en 2014, Sintas escribió en Télam: «Sabía lo que hacía y lo que quería, escuchaba a todo el mundo pero jamás se iba a sumar al coro de grillos que le cantan a la luna si no estaba convencida, nunca ocultaría lo que pensaba para decir lo que otros querían escuchar».
«Perdoname Carmen, no voy a ir a tu velorio. No quiero verte en un cajón lustroso, prefiero recordarte como te conocí, compartiendo un café con leche con una medialuna y llenando un cenicero, aprendiendo de tu experiencia y escuchando tus consejos». Así era Miguel y, así, también, queremos recordarlo a él.