Había sido encontrado por la policía vagando por Arroyito y llevado al Imusa, donde horas después se conoció la triste noticia
En horas del mediodía de este sábado se conoció la triste noticia del fallecimiento de un ejemplar de Aguará Guazú, que había sido encontrado durante la madrugada, vagando por la zona norte de la ciudad. Murió en el Imusa, donde recibía atención veterinaria por algunas lesiones.
Un móvil de la policía local recorría esta madrugada el barrio de Arroyito cuando se llevó la sorpresa. Los oficiales divisaron lo que parecía un perro de grandes dimensiones, pero cuando se acercaron notaron que era otro tipo de animal: se trataba de un Aguará Guazú, especie en extinción.
El primer avistaje fue en la zona de Juan José Paso y Sabin. Como a los oficiales les pareció una especie extraña, lo siguieron hasta Almafuerte al 1.600, donde con ayuda de personal de Defensa Civil, consiguieron acorrarlo y capturarlo, para trasladarlo al Imusa.
Aguará Guazú
Esta especie es también conocida como lobo de crin (Chrysocyon brachyurus). Aguará Guazú viene del guaraní y significa “zorro grande”. Es un cánido autóctono de las regiones de espesuras y pastizales del Chaco, en Argentina y Paraguay, la llanura beniana en donde es conocido como borochi, las pampas del Heath en Perú, así como en la cuenca de los ríos Paraguay y Paraná, en Sudamérica.
Tiene un aspecto similar al de un perro de patas largas. Desde el lomo al suelo puede medir unos 80 centímetros y del hocico a las ancas, cerca de 1,25 metro, a lo cual hay que agregar una cola de unos 40 centímetros. Su pelaje tiene un color rojizo que se aclara cerca del vientre y a lo largo del lomo tiene una raya negra. También son negros su hocico y las patas. Las largas extremidades le permiten ser un veloz corredor y un muy buen saltador, bien adaptado a los terrenos abiertos e inundados donde habita. Se estima que puede vivir entre doce y quince años.
Es un animal solitario, tímido y desconfiado, que suele cazar al anochecer y durante la noche. Se alimenta por lo general con pequeños mamíferos y aves, además de vegetales. Para ello captura ranas, lagartos, víboras, cuises, armadillos o insectos. También persigue aves, devora sus huevos y come distintos frutos y raíces.
El avance del hombre sobre su hábitat natural es una de las causas de que haya cada vez menos ejemplares. Además, algunas creencias erróneas que lo calificaron como «especie dañina» y supersticiones que lo ligaron a la leyenda del “lobizón», un ser parte lobo, parte hombre, hicieron que se lo persiguiera intensamente.