Las sindicalistas coincidieron en lo importante tener en cuenta en el debate de paritarias conceptos "de la economía feminista" que cuestionan los sueldos más bajos para las mujeres
Por Amparo Beraza y Paula De Lillo – Télam
Tres mujeres sindicalistas reflexionaron ante Télam sobre las implicancias del ser mujer dentro de los gremios, aseguraron que la ola verde «sacudió a los sindicatos» y resaltaron la importancia de «volver a tomar las calles» mañana, en ocasión del Día Internacional de la Mujer.
«La pandemia nos jugó en contra, nos volvió a encerrar en nuestras casas y nos dejó aisladas con la duplicación de las tareas de cuidado. Por eso, hay tanta ebullición por el 8M, fecha en la que volveremos a tomar las calles. Todo el debate de la ola verde sacudió a los sindicatos y ahora hay que reacomodar», afirmó la titular del Departamento de Género de ATE Nacional, Clarisa Gambera.
Durante una charla que tuvo lugar en la redacción de esta agencia, las tres referentes se refirieron a las «lógicas patriarcales» que forman parte de los sindicatos. Una de ellas: la falta de mujeres en los espacios de conducción.
«Cuando se reúnen cuatro hombres y participa una sola compañera, la mandan a buscar el café o le piden algo que faltaba y cuando vuelve ya está todo resuelto», compartió la secretaria general de la seccional Buenos Aires de la Asociación Bancaria, Alejandra Estoup.
En ese sentido, la histórica dirigente resaltó que «ahora somos más» y reconoció que «la mujer tiene que hacerse ver» dentro del sindicato.
«No por una, sino por todas porque es fácil invisibilizar esa minoría que somos. Si ves la foto de la CGT son hombres y detrás están las mujeres. Ni siquiera son vivos para la foto», criticó la dirigente bancaria.
Por su parte, la secretaria de Igualdad de Oportunidad y Género del Sindicato Trabajadores Viales, Anahí Grasso, destacó el avance en los espacios de poder que tuvieron las mujeres dentro de su gremio.
Allí la secretaria general es Graciela Aleña, una de las pocas que alcanzó este cargo a nivel nacional a pesar que la ley de paridad fue sancionada por la CGT en noviembre del año pasado.
Al respecto, Gambera consideró que «no es cierto que nuestra voz dejó de ser subalterna». No obstante, advirtió sobre la conformación de «alianzas estratégicas» entre las mujeres que pertenecen a los distintos gremios y aseguró que «lo interesante» es que en los sindicatos hay poder real para disputar poder y «si uno quiere transformar la sociedad hay que estar en esos lugares».
«Antes estábamos como sentaditas, no sabíamos quién era nadie. Hoy puedo llamar a las compañeras y debatir qué piensan en las distintas centrales. Cuando una llega al escenario, representa a las que están en la base dando batalla. No es por vos, sino por un montón de compañeras que necesitan que lo hagas», destacó.
Durante la charla, las sindicalistas también coincidieron en lo importante tener en cuenta en el debate de paritarias conceptos «de la economía feminista» que cuestionan los sueldos más bajos para las mujeres, la necesidad del pluriempleo, la realización de tareas de cuidado no remuneradas y la falta de tiempo para continuar capacitándose profesionalmente.
«No se agota con licencias equitativas. Somos pobres de tiempo y esa es una variable que tiene impacto en la salud. Las mujeres tienen imposibilitado el ocio o incluso una militancia sindical. Las compañeras se empiezan a ir de los plenarios a eso de las 16. ¿A dónde se van? Al jardín a buscar a sus chicos. Es evidente», afirmó la referente de ATE.
En ese marco, la secretaria general de bancarios recordó que «hasta hace poco» los aportes a la seguridad social eran descontados durante los 90 días de licencia por embarazo. A este aporte, Gambera retrucó que para visibilizar esta situación en ATE denunciaron que «los aportes que faltan, se los robó el patriarcado» y que por eso eran casi todas mujeres quienes «no podían acceder a la jubilación».
En tanto, Estoup agregó que «decir que no existe la violencia de género dentro de los gremios, es mentirnos a nosotras mismas» y lamentó que muchas veces «las compañeras no hacen la denuncia» por miedo a ir contra alguien más poderoso.
«Lo que hicimos en el gremio fue impulsar un protocolo de violencia dentro del sindicato», afirmó Grasso, quien sumó a la discusión que «si algún compañero es denunciado por violencia» es excluido mientras se investiga el hecho.
«Lo primero que hacemos es separar al denunciado porque no va a estar la víctima trabajando junto a él. Después se la protege, se le cree a ella y se evita la revictimización de hablar 35 veces. Esas son cosas que están previstas en el protocolo», apuntó.
En esa línea, Gambera cuestionó la utilidad de los protocolos que por un tiempo estuvieron en boga dentro del movimiento feminista y aseguró que todo el procedimiento «está atravesado por situaciones de poder» y que las patronales «aprovechan todo para el despido» por lo que es una situación compleja y llena de tensiones.
«Ser delegado está protegido por ley por ser una función perseguida y hay mucho obstáculo para que alguien deje de serlo. No es que a partir de una sola denuncia te podés llevar puesto a alguien que fue elegido por el conjunto», advirtió.
Además, Estoup sostuvo que la idea «no es hacer una industria de la denuncia», sino que estas sirven para visibilizar y destacó que existen herramientas tecnológicas para comprobar muchas de estas situaciones que antes quedaban silenciadas porque aún hoy «el victimario se sigue creyendo tan fuerte como para vulnerar cualquier cosa».
Por otra parte, todas coincidieron en que el Gobierno Nacional apoyó durante sus dos años de gestión el desarrollo de políticas de género en las instituciones públicas y gremiales, aunque esto no garantizó que no sea patriarcal.
En este sentido, la dirigente bancaria opinó que hay una «clara diferencia» con «un gobierno de derecha neoliberal, que tiene el patriarcado como agenda». Aunque reconoció que «no nos podemos quedar solo con eso».
Finalmente, en el debate se cuestionó las consecuencias de la institucionalización del movimiento feminista. Una ola verde que nació en las calles y que mañana miles de mujeres van a volver a tomar, pero que cada vez gana más lugar dentro de las instituciones.
«Es una pregunta incómoda porque el feminismo no tiene que perder la calle. Mañana tenemos que movilizarnos y volver a mostrar los dientes de cara a lo que se viene con el FMI. El 8M vamos a abrir la agenda política y después comienzan una serie de debates. Ese lugar también nos lo ganamos, aunque nos quieran ningunear, no tenemos solo la agenda de género», concluyó Gambera.