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Ni olvido, ni perdón

Mujeres chilenas marcharon a 46 años del golpe de Estado


 

A 46 años del golpe de Estado en Chile, grupos de mujeres marcharon este miércoles por las calles de Santiago en reclamo de memoria y denunciar las violaciones y abusos sexuales que sufrieron cientos de prisioneras de la dictadura cívico-militar, que incluyeron atrocidades presenciadas por familiares para arrancarles información.

La procesión de las mujeres fue el primero de varios actos organizados por los diferentes colectivos chilenos, en contraposición con la decisión del gobierno de no hacer ceremonias oficiales.

«Las mujeres no olvidamos ni perdonamos ningún golpe» y «Mujeres sobrevivientes, siempre resistentes», rezaban los carteles de la marcha feminista que, en la víspera del aniversario, realizó actos en centros de tortura de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

«Hemos decidido hacer una procesión por seis lugares que fueron centros de tortura, secuestro y violencia política y sexual en la dictadura, y que hoy día están absolutamente invisibilizados e incluso algunos son locales comerciales», explicó Beatriz Bataszew, ex detenida y vocera de memoria de la Coordinadora 8M.

El primer lugar que visitaron, a pocas cuadras de la sede del Ejecutivo, es un local de compra y venta de oro ubicado en un paseo de compras en el que antiguamente funcionaba un centro de detención de la Dirección de Inteligencia Nacional (Dina), la policía represora de Pinochet.

Desde allí se dirigieron hacia la Plaza de la Constitución, en la parte trasera del Palacio de La Moneda, en cuyo subsuelo funcionaba el Centro de Detención conocido como El Hoyo y en el que ahora hay un estacionamiento.

Allí, entre 1973 y 1974, unas 30 personas fueron sometidas a todo tipo de torturas, entre ellas, violaciones sexuales.

Un libro con los pasajes más duros del informe policial que destapó las atrocidades cometidas por el régimen militar, «Así se torturó en Chile (1973-1990)», fue reeditado este año por el periodista Daniel Hopenhayn con la mirada puesta en acercar el informe -«un mamotreto institucional» de más 500 páginas- al público en general.

«De acuerdo con los testimonios, las violaciones hetero y homosexuales se cometieron de manera individual o colectiva. En algunos casos se ha denunciado, además, que dicha violación se produjo ante familiares, como un recurso para obligarlos a hablar», sostiene el informe realizado hace 15 años por una comisión investigadora presidida por el obispo Sergio Valech.

Una mujer que estuvo secuestrada cuando tenía 25 años relata haber sufrido «shocks eléctricos, colgamientos, pau de arara (colgamiento de pies y manos), submarinos, simulacro de fusilamiento, quemaduras con cigarros».

«Me obligaron a tomar drogas, sufrí violación y acoso sexual con perros, la introducción de ratas vivas por la vagina y todo el cuerpo», detalló la víctima en un extenso y desgarrador relato en el que afirma que la obligaron a tener relaciones sexuales con su padre y con su hermano, que también estaban detenidos, y a ver y escuchar cuando ellos eran torturados.

«Queremos dar cuenta de que se está invisibilizando la memoria, la impunidad, queremos dejar en claro que los crímenes sexuales cometidos contra las mujeres en dictadura están todos impunes. Por eso hacemos esta manifestación», indicó Bataszew, que estuvo detenida en el centro conocido como La Venda Sexy.

Después de la la Plaza Constitución, la procesión se movió unos metros hasta otros dos ex centros de detención de la Dina, en uno de los cuales actualmente funciona una librería y una tienda de artículos para bebés.

Desde allí se dirigieron hacia la calle Nueva York para marcar dos departamentos en los que la Central Nacional de Informaciones (CNI), un organismo que sustituyó a la DINA en 1977, ejercía la misma función represiva del Estado dictatorial.

La actividad terminó en el Ministerio de Defensa, frente a la Moneda, donde se celebró un acto en memoria del golpe de Estado que derrocó al presidente socialista Salvador Allende.