Opinión

Mujer empresaria: Un liderazgo distinto y complementario


Parte del problema de la inserción de la mujer en el mundo laboral es esencialmente cultural, por eso la mención que hizo el Presidente de la Nación en su mensaje al Congreso hablando de la injusticia que representa la diferencia salarial que hay entre hombres y mujeres, hizo visible ante millones de personas una inequidad con la que convivimos y le dio un carácter institucional que nunca tuvo. Y no es un dato menor a la luz de que alrededor de la mitad de nuestra población está compuesta por mujeres.

La realidad nos muestra que hoy es limitado el número de mujeres en roles directivos. Según un informe de la Comisión Nacional de Valores, solo el 10,4% de los puesto de directores y el 3% de las presidencias de las empresas que cotizan están ocupados por mujeres, y este porcentaje está muy en línea del mercado en general, es por eso que el desafío no es solo que lleguen a ocupar esos cargos sino, y quizás lo más importantes, que entre todos podamos abrir canales de acceso a esos puestos, es un trabajo que tenemos que hacer desde el ámbito público y privado «en equipo». No se trata de una competencia de género sino de reconocer la necesidad de igualdad de oportunidades y de construir una integración genuina sin discriminación desde el amplio concepto de la diversidad como un proceso amplio de desarrollo económico, social y humano.

Está demostrado que en las empresas donde participan mujeres en los puestos de decisión, se alcanzan mejores resultados económicos, las mujeres aportamos un liderazgo diferenciado al de los hombres que impacta positivamente en las organizaciones y la relación de éstas con los actores del negocio.

Es muy importante que las organizaciones se propongan incorporar al menos una mujer en las ternas a la hora de elegir el directorio, sin dudas esto ayudaría, dando oportunidades a esas mujeres que están y hay que darles mayor visibilidad.

Tomo una frase de Gabriela Terminielli mi co-chair de WCD «hay que detectar a los talentos en las mujeres antes e invertir en ellas cuando vemos potencial cuando son más chicas» y ayudarlas a crecer en su carrera. Las organizaciones deben acompañarlas en ese desarrollo personal como, por ejemplo, cuando llega el momento de la maternidad cuando las empresas deben mostrar flexibilidad para que puedan continuar sus tareas profesionales.

Trabajando en conjunto empresas y Estado para que las personas que toman las decisiones de cómo conformar sus directorios visualicen que el retorno de la inversión mejora cuando sus directorios son diversos, y cuando digo diversos me refiero a una visión amplia de pensamientos y de experiencias. Así nos enriquecemos todos como personas.

(*) Socia de KPMG Argentina y Co-Chair de Women Corporate Directors (WCD) Capitulo Argentina, la organización más importante en el mundo que agrupa mujeres Directoras, Presidentes y dueñas de empresas.