"Para algunos inescrupulosos lo que es un desastre global económico, afectivo, sanitario y educativo, es oportunidad de hacer negocios y fortalecer la avaricia insaciable", dijo
El arzobispo de San Juan de Cuyo y secretario general del Consejo Episcopal Latinoamericano (Celam), monseñor Jorge Lozano, afirmó este domingo que «las desigualdades matan», al advertir que la pandemia de coronavirus «incrementó la pobreza en el 99% de la población mundial» y que «para algunos inescrupulosos lo que es un desastre global económico, afectivo, laboral, sanitario, educativo, es oportunidad de hacer negocios y fortalecer la avaricia insaciable».
Lozano también recordó un reciente informe que reveló que hubo unos pocos que «se enriquecieron cuantiosa y escandalosamente y las 10 personas más ricas del mundo duplicaron su riqueza».
Además, memoró que en el planeta «muere una persona cada cuatro segundos a causa de la desigualdad y la pobreza» y que «desde 1995 el 1% más rico del mundo acaparó 20 veces más riqueza que la mitad más pobre de la humanidad».
«La pandemia del Covid puso en evidencia inobjetable una situación de inequidad preexistente», aseveró el prelado en su reflexión semanal, indicó la agencia informativa católica AICA.
«Cuando el médico nos encomienda realizarnos estudios -expresó- estamos pendientes de los informes. Incluso, si tienen cierta complejidad, la ansiedad y preocupación son crecientes. Una vez conocidos los resultados viene el tiempo del tratamiento a realizar, que será más prolongado y complejo según la gravedad de la situación», comentó.
Y agregó que «hace unos cuantos años que venimos señalando que vivimos en una sociedad enferma, aun antes de la pandemia del Covid 19. Enferma de violencia, de inseguridad, de avaricia, de adicciones».
En ese punto Lozano resaltó que «un estudio nos muestra la gravedad de la situación social a nivel global» y precisó que ese trabajo lo realizó recientemente Oxfam, una confederación internacional conformada por 19 organizaciones no gubernamentales que realizan labores humanitarias en 90 países.
El título del informe coincide con lo afirmado por monseñor Lozano: «Las desigualdades matan».
«Todos reconocemos -dijo Lozano- que la pandemia provocó una crisis económica de grandes proporciones. En América Latina implicó un retroceso cercano al 10% en promedio en la calidad de vida de la población. Este retroceso significó para unos postergar un viaje, una mudanza, un arreglo en la casa».
Añadió que «para muchos implicó caer bajo la línea de la pobreza y necesitar asistencia alimentaria; deterioro de la salud; involución en el proceso educativo. Una desventaja que se agudiza».
«La pandemia incrementó la pobreza en el 99% de la población mundial. Sin embargo, no faltaron quienes se enriquecieron cuantiosa y escandalosamente: ¡las 10 personas más ricas del mundo duplicaron su riqueza! Sí, leíste muy bien: la multiplicaron por dos», enfatizó.
También alertó que «para algunos inescrupulosos lo que es un desastre global económico, afectivo, laboral, sanitario, educativo, es oportunidad de hacer negocios y fortalecer la avaricia insaciable. Aparecieron unos ‘milmillonarios’ que acapararon fortunas». Aunque destacó que «es cierto que crecieron iniciativas solidarias en varios frentes», a la vez lamentó que «los poderes económicos no cesan de aumentar su voracidad para crecer sea como sea».
«La pobreza extrema se explica con su contraparte: la riqueza extrema. No se entiende una sin la otra. Los más empobrecidos fueron obligados a migrar en búsqueda de mejores condiciones laborales, exponiéndose a ser secuestrados cayendo en las redes de la trata de personas para la prostitución, el trabajo esclavo, el tráfico de órganos», dijo.
Y señaló que «la inequidad también se plasmó en la imposibilidad de acceso a las vacunas y el cuidado de la salud en varios lugares del mundo». También detalló que el informe de Oxfam señala que en el planeta «muere una persona cada cuatro segundos a causa de la desigualdad y la pobreza».
«La pandemia puso en evidencia inobjetable una situación de inequidad preexistente. Es un proceso que lleva décadas. Desde 1995 el 1% más rico del mundo acaparó 20 veces más riqueza que la mitad más pobre de la humanidad. Con estas cifras asistimos a una fractura en la sociedad de difícil solución».
«Las desigualdades matan. Es cierto», concluyó.