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Monseñor Cardarelli: «Nos preocupa el presente de los niños»


Por Matías Gregorio

Chicos en las puertas de las iglesias pidiendo un plato de comida, familias enteras durmiendo en la calle con temperaturas extremas o trabajadores que intentan vender una estampita en los colectivos para poder subsistir. Situaciones que, tristemente, se ven a diario en Argentina. El presente social y económico no sólo no ha mejorado, sino que se ha agravado. En este contexto, CLG dialogó con Monseñor Emilio Cardarelli, vicario general del Arzobispado de Rosario. El sacerdote ejerce la función desde hace once años y a lo largo del tiempo ha contemplado las duras dificultades que atravesó Argentina. Además, dio su opinión sobre los temas del momento en torno a la Iglesia.

¿Cómo nota la situación social actual del país?

—Nosotros seguimos con atención y preocupación la situación económica y social. El último informe de la UCA desmostó que ha habido un aumento de la pobreza y que los más afectados son los niños. No sólo es preocupante por el presente, sino también por el futuro. Evidentemente hay una gran deuda de la democracia que es poder salir de la pobreza estructural que viene de años, debería haber políticas públicas en este sentido. Vemos la necesidad de que todos los partidos políticos puedan acordar en vistas de salir de esta situación. Da la impresión de que cuando nos acercamos a un período electoral, como será en 2019, la mirada está más puesta en cómo posicionarse frente a los sufragios que en cómo resolver este problema que afecta a tantos argentinos. Pero sobre todo, el reclamo más importante es el de la emergencia alimentaria. Se debe ver de qué manera los niños puedan acceder a la alimentación que necesitan, porque las consecuencias son dramáticas.

—¿Desde que trabaja como vicario general, notó que aumentó la cantidad de chicos pidiendo en las iglesias?

—Hablando de una pobreza en torno al 30%, vemos que no ha cambiado demasiado la situación. Pero sí aumentó en los últimos tiempos este problema que afecta sobre todo a la niñez, algo que nos preocupa mucho. El informe del Observatorio de la Deuda Social de la UCA dice que en el último trimestre de 2017 hubo una leve mejoría en este sentido, pero ahora estamos nuevamente en riesgo de que la volvamos a perder. Sin embargo, los que están más debajo de todos, nunca experimentaron una mejoría en su situación.

—Más allá de la responsabilidad que tiene el gobierno nacional, tanto el de turno como los anteriores, ¿qué análisis hace de las respuestas que ofrece la Municipalidad y el gobierno provincial ante todos estos problemas?

—No es suficiente la respuesta que se está dando en este momento. Insisto que habrá que coordinar, tanto a nivel nacional, provincial y municipal, entre todos los partidos políticos para ver como unir fuerzas y buscar soluciones creativas para salir de esto. Una sola fuerza política no es capaz de dar respuesta a esta situación en la cual estamos sumidos.

La pobreza afecta cada vez más a los niños.

—Una vez consumada la beatificación de Enrique Angelelli, La Nación publicó una editorial criticando el hecho. Luego, el obispo de la Rioja repudió al diario, como así también lo hicieron otras instituciones. ¿Cuál es su postura sobre este tema?

—Soy sacerdote y mi postura es de confianza en la Iglesia. No creo que en un proceso tan serio como las beatificaciones y las canonizaciones la Iglesia vaya a beatificar a alguien que haya propiciado la violencia armada. Lo que sí se puede discutir es que algunos estarán de acuerdo y otros no, acerca de si era el momento para realizar esta o cualquier otra beatificación. Pero una cosa es el marco de lo prudencial y otro el marco de la sospecha, en el cual, según dicen, la Iglesia postuló como un modelo de virtudes a alguien fomentó la violencia armada. Estoy seguro de que la Iglesia no lo ha hecho ni lo hará.

—¿Cuál es su mirada sobre lo realizado por el Papa Francisco? 

—El pontificado del Papa Francisco ha traído a la vida de la Iglesia una particular sensibilidad por el tema de lo social, sobre todo por el pobre, el débil, el que más sufre. Está bueno que nos mueva y nos impulse a poner la mirada en acompañar al que más sufre.

—¿Por qué todavía no vino a Argentina?

—Aquí entramos nuevamente en el plano de lo prudencial, ya que hay posturas compartidas. Algunos piensan que no están dadas las condiciones, mientras que otros se sienten hasta dolidos por el hecho de que el Santo Padre no visita la patria. Sobre todo, cuando comparan con lo que hicieron Juan Pablo II o Benedicto XVI. El Papa tiene elementos que yo no tengo para juzgar si es prudencial o no la visita. Si me preguntás a mí, te digo que por supuesto me gustaría que viniera. Sin embargo, lo fundamental es el hecho de recibir el mensaje de Francisco, de salir de las existencias geográficas y tener un compromiso con los más pobres.