La materia oscura es cada vez más desconcertante. Físicos de todas partes del mundo han estado intentando durante décadas determinar la naturaleza de estas raras partículas de materia, que no emiten ni reflejan radiación electromagnética y que por tanto son indetectables, al menos directamente, para telescopios y radiotelescopios.
La existencia de la materia oscura fue sugerida en la década de 1930 para explicar ciertas observaciones astronómicas que parecían imposibles: los movimientos de bastantes objetos astronómicos denotaban la acción de una fuerza de gravedad muy superior a la aportada por la materia normal. Esa masa extra debía por tanto corresponder a materia que no se podía ver en la banda de la luz y en ninguna otra del espectro electromagnético.Entre las muchas evidencias de esta «influencia fantasma» cabe citar el movimiento orbital de las estrellas alrededor de los centros de sus respectivas galaxias. Dicho movimiento no concuerda con el calculado a partir de la presencia exclusiva de materia normal y solo se explica con la presencia de materia adicional, la oscura.Esta misteriosa materia extra escondida, distribuida de un modo que tampoco se corresponde con la simple presencia de agujeros negros convencionales, es la responsable de que las galaxias no se fragmenten en tiras cuando giran sobre sí mismas. En otras palabras, no hay suficiente materia normal en el universo para generar la cantidad de gravedad necesaria para evitar que las galaxias se disgreguen en jirones.A partir de análisis de esa influencia gravitatoria extra ejercida por la masa de la materia oscura, se ha calculado qué porcentaje de la masa del universo es aportado por la materia normal y cuál es por tanto atribuible a la oscura. La materia normal, como la que da forma a las estrellas y la Tierra, constituye aproximadamente el 15 por ciento de toda la materia del universo. Así pues, la materia oscura debe representar el 85 por ciento restante. Pero hasta la fecha, y a pesar de las exhaustivas investigaciones realizadas, todavía no se ha conseguido identificar a las partículas constituyentes.
El equipo de Joachim Kopp, de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia, en Alemania, presenta ahora una teoría novedosa sobre la materia oscura, que implica que sus partículas podrían ser muy distintas de lo que se ha venido creyendo. Concretamente, las partículas de materia oscura serían muy ligeras, casi cien veces más que los electrones, en marcado contraste con los numerosos modelos convencionales según los cuales las partículas de materia oscura son muy pesadas.Entre las candidatas favoritas a partícula de la materia oscura destacan las llamadas partículas masivas de interacción débil (WIMPs por sus siglas en inglés). La comunidad científica las está buscando en el laboratorio subterráneo italiano del Gran Sasso, por ejemplo. Pero en los últimos tiempos, aumentan año tras año los indicios de que es improbable que las WIMPs sean candidatas viables a partículas de la materia oscura. Parece pues que hay que comenzar a considerar otras alternativas, tal como subraya el profesor Kopp, y estas probablemente se ajusten más al mencionado retrato robot de una partícula casi cien veces más ligera que el electrón.