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Militar secuestrado por las FARC comparó la guerrilla con el nazismo


Luis Herlindo Mendieta, un general colombiano que pasó 12 años en cautiverio a manos de las FARC, comparó a esa guerrilla con el nazismo y aseguró que sus captores «estudiaron muy bien» los campos de concentración de Alemania y los replicaron en la selva.

«Seguramente (…) estudiaron muy bien qué pasó en los campos de concentración en Alemania y lo replicaron en la selva», afirmó Mendieta, el oficial de más alto rango que mantuvo cautivo esa guerrilla.

«Hicieron esas jaulas de concentración con las mismas características, las mismas tablas, los mismos alambrados, las mismas mallas y las mismas literas», recordó el militar y precisó que incluso «las garitas donde se ubicaban los vigilantes eran similares a los campos de concentración» nazis.

La historia del secuestro de Mendieta, del que este jueves  se cumplen 20 años, empezó cuando las FARC ocuparon la ciudad de Mitú, en el suroeste de Colombia.

Todavía coronel, Mendieta era comandante de la Policía en el selvático departamento del Vaupés, cuando 1.500 guerrilleros irrumpieron en su capital, Mitú, y con poco esfuerzo vencieron a los 120 policías que protegían la ciudad bajo su mando.

Desde allí, él y 60 sobrevivientes fueron trasladados a la selva. «En las jaulas (…) teníamos que dormir amontonados», recordó acerca de los años que pasó en la selva hasta que fue rescatado en una operación militar el 13 de junio de 2010.

La dureza de su relato se incrementa cuando recuerda las imágenes de él y sus compañeros que dieron la vuelta al mundo: con cadenas atadas al cuello, pies y manos sin casi poder moverse.

Hace poco más de una semana, el ahora general retirado brindó detalles del secuestro ante los magistrados de la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), el mecanismo de justicia transicional que investiga y juzga a los integrantes de las FARC, de la Fuerza Pública y terceros que hayan participado en el conflicto armado.

«Nos apuntaban con los fusiles y simulaban dispararnos. También nos mostraban granadas y aparentaban lanzarlas adonde estábamos, y lo único que siempre uno pide en cautiverio es la fortaleza”, declaró Mendieta ante el tribunal.

Ahora, con las FARC ya desarmadas, denuncia que hasta el momento «no ha habido ni verdad, ni justicia ni reparación» que todavía espera y no pierde la esperanza porque confía en «mecanismos internacionales como la Corte Penal Internacional».

Eso sí, Mendieta no duda en calificar como «una burla» que, mientras espera la justicia, las FARC, hoy transformada en partido político, tenga diez escaños en el Congreso otorgados por el acuerdo de paz.