La presión de La Bancaria que reunió cerca de un millón de firmas en contra de la privatización de la entidad pública y la oposición de diputados provinciales al proyecto de Milei fueron las razones por las que se cajoneó, por ahora, el plan privatizador para el Banco Nación
Por: Antonio D’ Eramo /NA
El capítulo de la nueva Ley Bases por la privatización del Banco Nación estuvo a punto de convertirse en un potencial escándalo político para la administración de Javier Milei porque si el gobierno insistía con su plan privatizador podría no haber obtenido el dictamen de mayoría que sus funcionarios persiguieron afanosamente.
Por lo que en aras de lograr la media sanción parlamentaria del paquete fiscal y la Ley Bases, los negociadores de la Casa Rosada decidieron quitar de la lista de empresas a privatizarse al Banco Nación, a la sazón la entidad financiera más importante del país.
Y, al mismo tiempo que se salvaba el dictamen de mayoría se herían los planes elaborados por el equipo del presidente del banco, el cordobés Daniel Tillard que viene de dirigir el Banco de Córdoba (Bancor) durante la gestión de Juan Schiaretti, y pretendía imponer de mínima el modelo cordobés y de máxima el esquema del Banco do Brasil para el Nación.
Para el sexto mes del año, la Casa Rosada esperaba que el Banco Nación se convirtiera en una sociedad anónima. Y, el modelo brasilero era el favorito de los cordobeses que llegaron para dirigir la máxima entidad bancaria del país.
Entre las pocas mujeres que dirigen el Banco Nación, que con 17.700 empleados y 650 sucursales de en todo el país es el más grande de la Argentina, se encuentra Pilar Montarcé, directora de Modo, gerenta de investigaciones económicas y ex directora ejecutiva del Banco de la Provincia de Córdoba (Bancor), que es la mano derecha del presidente del Nación, Daniel Tillard.
“Tillard quería una silla en el directorio del banco para Montarcé pero no lo logró por los difíciles repartos de cargos típicos de La Libertad Avanza y de los volátiles acuerdos del presidente Milei”, explicaron en Casa Rosada.
Sea como fuere, Pilar Montarcé es la funcionaria que defiende imitar el modelo de composición accionaria del Bando do Brasil y de avanzar en un esquema que tenía una ventana de tiempo limitada para mediados del mes de junio próximo.
Estos planes de primera generación deberán ser pospuestos para reformas de segunda o tercera estación según explicaba en campaña, Javier Milei.
Si bien en La Bancaria los dirigentes gremiales festejaban y sostenían a NA que “…estaba encaminada la suspensión de la idea de privatizar el Nación porque sino no había dictamen”, algunos sectores de la banca pública son mas cautelosos y afirman que “se peleó una batalla contra la privatización y se ganó pero no hay que bajar las banderas porque el gobierno archiva sus planes por el momento”.
El temor pasa por la dispersión de la oposición que se encuentra en pleno debate interno, en particular dentro del Frente de Todos, y la posibilidad cierta de que la administración de Milei termine por bajar la inflación a un dígito y estabilice las variables económicas que podría darle un envión para las elecciones legislativas del próximo año, momento en el que podría volver a instalar el tema de la privatización de la banca pública.
El modelo brasileño seguirá en estudio y se trata de un esquema que parece copiado de uno argentino que se realizó en la década del ‘90.
El modelo del Banco do Brasil no es novedoso en la Argentina. El formato mixto se utilizó en la década del ‘90 del siglo pasado para vender parte de los bancos provinciales previa transformaciones de la razón social que pasaron de ser sociedades estatales a sociedades anónimas.
Algunos ejemplos, Macro adquirió acciones del Banco Misiones (93%), Salta (98%) y Banco Jujuy (100%); el grupo IRSA, de Eduardo Elsztain, compró el Banco Hipotecario en 1997 tras la aprobación de su privatización en el Congreso y el Grupo Petersen, de la familia Eskenazi, los mismos que fueron dueños de YPF, adquirieron no sólo el Banco de Santa Cruz, sino también los de Santa Fe; San Juan y Entre Ríos.
Las acciones del Banco do Brasil pertenecen en un 50% al gobierno federal pero un 26,3% está en manos de fondos del exterior mientras que un 23,7% pertenece a inversionistas brasileños.