El presidente de Brasil, Michel Temer, anunció hoy que en las próximas semanas será creado un Ministerio de Seguridad Pública tras resolver ayer una inédita intervención militar en Río de Janeiro para frenar una creciente ola de violencia en ese estado.
El mandatario se reunió hoy en Río de Janeiro con el gobernador de ese estado, Luiz Fernando Pezao, y con el nuevo responsable del área de seguridad de Río, general Walter Souza Braga Netto -quien tuvo a su cargo la seguridad en los Juegos Olímpicos de 2016-, para definir detalles de la intervención militar anunciada ayer.
Temer calificó de «intolerable» la situación de Río y señaló que la intervención es para proteger a los «más vulnerables», pero no ofreció detalles técnicos de cómo será el proceso de cesión del control de la seguridad de Río al Ejército, actualmente en manos de la policía.
En breves declaraciones a la prensa, Temer adelantó que en una o dos semanas será constituido un «ministerio extraordinario» para coordinar la seguridad pública en todo el país, una medida que había sido debatida en las últimas semanas por el Ejecutivo para frenar la violencia que también está presente en otras partes de Brasil.
En el encuentro también estuvieron presentes varios de los ministros de Temer y autoridades locales, como el alcalde de Río, el pastor evangélico Marcelo Crivella, quien se ausentó durante el carnaval -fiesta que considera pecaminosa- y viajó a Europa, mientras en la ciudad se repetían las imágenes de violencia.
Antes de viajar a Río, el ministro de Defensa, Raul Jugmann, afirmó al diario O Globo que la intervención es «un proceso enormemente complejo» y «que no habrá un cambio del día a la noche en Río».
«El tema de la seguridad se convirtió en una emergencia», resaltó Jungmann.
La decisión de decretar la intervención federal fue adoptada tres días después del fin del carnaval, la fiesta popular más importante de Brasil y, en particular, de Río de Janeiro, donde este año se vio manchada por numerosos y graves episodios de violencia, incluso en los alrededores del popular y vigilado Sambródromo.
Antes de llegar a este extremo, el Gobierno ya había desplegado a mediados del año pasado a 10.000 efectivos de las Fuerzas Armadas en Río de Janeiro, pero con áreas de actuación limitadas y que fueron insuficientes para devolver la tranquilidad a la que es conocida como «Ciudad Maravillosa».
La intervención federal resuelta ayer deberá ser aprobada por el Congreso.