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México: sin cervezas por la crisis del coronavirus


Debido a la pandemia, el gobierno cerró las plantas productoras del mayor exportador de cervezas del mundo

Un informe realizado por el diario «El País» esboza el impacto de la crisis sanitaria del coronavirus en una de las actividades más importantes de la economía mexicana, como es la producción de cerveza. Una descripción detallada de las medidas implementadas por el gobierno en este contexto, y la visión de los empresarios del sector y de los consumidores, quienes no consideran apropiada la decisión de parar la producción.

El Gobierno estableció a finales de marzo un plan de contingencia para evitar la propagación de la pandemia, que ya ha contagiado a más de 27.000 personas y ha dejado 2.704 muertos. Ese plan insta a la gente a quedarse en casa y a suspender todas las actividades que no se consideren esenciales, a pesar de que el 42% de sus 126 millones de habitantes vive en la pobreza y decenas de millones dependen de la economía informal. El decreto excluía de las actividades esenciales la producción de cerveza, lo que sorprendió y alarmó a los productores, que vieron que en otras naciones no se tomó una medida similar. México es el primer exportador de cervezas del mundo: el año pasado vendió 40,1 millones de hectolitros (un hectolitro equivale a cien litros), según los cálculos de la industria. En 2018 generó ingresos por 4.288 millones de dólares. Sus principales mercados son Estados Unidos, Reino Unido, Australia, Guatemala y Canadá.

Las empresas cerveceras acataron la orden y pararon la producción de una industria que genera 55.000 empleos directos y 650.000 indirectos, en una larga cadena de valor que además de los productores y los obreros de las plantas incluye a los agricultores de cebada y lúpulos, la distribución y los puntos de venta. Aunque el Gobierno no ha aclarado por qué no se ha permitido la reapertura de una industria tan importante, los fabricantes mantienen contacto con las autoridades para que se les permita reiniciar la producción, afirmando que cuentan con todas las medidas higiénicas y de protección para evitar la propagación de la covid-19.

“Acatamos a pesar de ser una industria muy segura”, explica Karla Siqueiros, directora general de Cerveceros de México. “Otros países que, como nosotros, están pasando por una emergencia similar, no pararon la producción. Estamos parados desde el 5 de abril. Y estamos en espera. Somos una parte esencial de la agroindustria, porque representamos el 25% de las exportaciones del sector”

En México hay 1,2 millones de tiendas de abarrotes, negocios familiares que son el contacto directo con los consumidores en los barrios y zonas rurales. De ellas dependen al menos cinco millones de mexicanos, según los cálculos de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes, un organismo que agrupa a 85.000 negocios de este tipo. Su presidente, Cuauhtémoc Rivera, explica que muchos de sus socios están desesperados, porque la venta de cervezas se traduce en la parte más fuerte de sus ingresos. “Estamos en crisis”, dice Rivera

Mientras la cerveza escasea, en cualquier tienda mexicana se pueden comprar cigarrillos, una gran variedad de vinos y licores y refrescos, a pesar de que cada año mueren 40.000 personas por enfermedades asociadas al consumo de bebidas azucaradas, según el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).