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Opina Ezequiel Desmond

Messi, el hombre con la Mirada puesta en Dios


Por Ezequiel Desmond

Messi estaba anímicamente mal después del penal que erró en el partido contra Croacia. A tal punto que Con la Gente pudo saber, por fuentes españolas cercanas a Lionel, que no quiso hablar con nadie terminado el encuentro, ni siquiera con su familia. Solo charló con su esposa, Antonella, y le dijo que algo pasaba con él y la Selección, que no podía ser lo que le estaba sucediendo y hasta llegó a imaginar un hecho sobrenatural, la acción de una energía negativa.

El muchacho estaba triste, deprimido. Por eso el padre pidió a toda la familia y a los amigos que para el cumpleaños le enviaran especiales saludos.

Si el lector reparó en el hecho, Lionel oró antes de comenzar el partido con Croacia, lo que demuestra la preocupación existente ya entonces en el astro; y hoy, cuando convirtió ese golazo con una definición propia de elegidos por un pase perfecto de Banega, la mirada al cielo de rodillas, con las dos manos alzadas, no fue una mirada más, fue la mirada de alguien que agradece al Cielo que la adversidad haya pasado. Fue una mirada íntima entre él y ÉL. Como la mirada íntima de cualquier creyente fervoroso que pide y da gracias. Después de todo Messi no es Dios, es un ser humano… y “humilde de corazón”.

“No es cierto -le dijo a Con la Gente días atrás la misma fuente- que Lionel no se ocupe ni se preocupe, sufre cuando las cosas no le salen bien cuando juega para la Selección Argentina”.

Hoy, el Cielo lo escuchó y le despejó la cancha para que pusiera al descubierto su talento. Y alguien le estará diciendo: “Lio, no creas que Dios no quiere que formes parte de la Selección”. Y alguien dirá eso, porque la estrella llegó a pensar que el destino o un orden superior se oponían a que participara en el plantel nacional.  Según las fuentes, se lo dijo a su esposa, a Antonella, en ese momento de angustia por el que transcurría.  Comienza otra historia para la Selección y para Messi, el hombre con la mirada puesta en Dios, el hombre que por buen jugador y por buena persona se merecía esta nueva etapa.