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Opina Diego Mussetta

Messi, el abanderado de una generación de fracasados


Por Diego Mussetta

La imagen se repitió otra vez. Como aquella noche del aplastante 0-4 con Alemania en Sudáfrica 2010. Como la fría jornada de Santa Fe en la definición por penales con Uruguay en la Copa América de 2011. Como la definición fallida ante Neuer en la final de Brasil 2014. Como la doble final perdida ante Chile en las Copas Américas del otro lado de la cordillera en 2015 y en Estados Unidos 2016. Y como este jueves 21 de junio en la lejana Niznhy Nóvgorod, donde no tocó la pelota, no ayudó a sus compañeros y volvió a ausentarse cuando más se lo necesitaba. Sí, nuevamente Lionel Messi faltó a la cita. Nuevamente fracasó en el intento de subirse a ese pedestal que seguirá siendo de Diego Armando Maradona. Nuevamente caminó cabeza gacha rumbo a un vestuario que lo muestra como perdedor. Nuevamente Messi dejó en claro que es un jugador más…

Un penal fallado, pases mal dados, falta de liderazgo y 180 minutos donde pasó desapercibido. Ese fue el Mundial hasta ahora de Messi. Mientras Cristiano Ronaldo, con un equipo sin nombres de temer, ya lleva 4 gritos y con eso le alcanza para ser el mejor del mundo.

Vestir la camiseta celeste y blanca no es lo mismo que ponerse la blaugrana del Barcelona. Acá, más allá de jugar bien, hay que transpirar la camiseta, hay que dejar la vida en cada pelota, hay que poner corazón. Y Messi hoy está muy lejos de eso. Y eso que refleja el rosarino también lo evidencia el resto de un plantel frío, apático y que parece que va a un Mundial por obligación. Porque esta generación, con Messi a la cabeza, demuestra eso.

Esta misma generación es la que se “comió” a Maradona, Batista, Sabella, Martino, Bauza y ahora a Sampaoli. Sí, Argentina cambió 6 técnicos en 8 años, y este presente es una fiel imagen de lo que padece el fútbol argentino.

Argentina hoy es esto. Y duele. Es verdad que se depende de un milagro y que a veces en el fútbol se dan. Pero hoy es muy difícil. Casi una misión imposible, pero por groseras fallas propias que por virtudes ajenas. Argentina está a días de volverse con las manos vacías y mucho antes de lo esperado. Y en esto hay un responsable: Lionel Messi, el abanderado de una generación de fracasados.