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Opinion Chino

Maxi Rodríguez siempre vigente


Por: José Odisio

Por José Odisio

A los casi 40 años, Maxi Rodríguez afrontará desde el viernes una nueva temporada en el fútbol argentino. Más de 20 años de carrera; figura en equipos europeos de elite; tres Mundiales en el lomo con goles icónicos; campeón con el Newell’s de sus amores; encontrar motivaciones para Maxi no parece sencillo, pero su amor por el fútbol, y en especial por Newell’s, le permite a los hinchas leprosos postergar las lágrimas y la angustia de una despedida y podrán disfrutarlo al menos hasta la mitad del próximo año, aunque ni el propio jugador hoy se atrevería a vaticinar si ese va a ser el punto final de una carrera extraordinaria.

La continuidad de Maxi no es un capricho. No lo hace para batir un récord de partidos o longevidad dentro de una cancha. No tiene que rendirles cuentas a nadie, ni devolver favores. Por el contrario, la Fiera podrá dormir tranquilo toda su vida, sabiendo que cuando su amado Newell’s lo necesitó, no dudó en dejar beneficios deportivos y económicos y vino para rescatarlo. Y no fue una vez -en aquel 2012 donde lo acompañaron el Tata, Lucas, Nacho y el Gringo-, donde el objetivo fue salvarse del descenso y terminó jugando en un equipo fantástico que se coronó campeón. Hubo otra más, para que su gesta sea aún más trascendente. Maxi no podía fallarle a su club y comandó la permanencia leprosa en primera sin importarle los riesgos que eso suponía para su exitosa carrera.

Maxi es Newell’s, y esa pasa a ser una motivación que no hace falta explicar. Pero está tan vigente, que ni el propio Kudelka se atrevería a pensar en utilizarlo poco. Tenerlo dentro de la cancha siempre es un plus, su jerarquía puede decidir partidos en un fútbol chato donde los cracks, sin importar calendarios, marcan diferencias.
Maxi disfruta jugar, su fútbol fluye, aunque el cuerpo no le permita meter un pique de media cancha. Tal vez por eso ahora se reinventó y ya no será extremo para ocupar una posición de enganche o lanzador, sin alejarse del área que tanto le gusta visitar. Tal vez sin quererlo, la Fiera pueda encontrar en este cambio de rol más oxígeno para su carrera.

Por si le faltaran motivaciones, esta temporada compartirá cancha (y vestuario) con amigos. Maxi invitó a volver a jugar al patio de su casa a Nacho Scocco y Pablo Pérez. Una especie de gira de despedida que amenaza con funciones extraordinarias, y tal vez varios bises. Incluso con participación en un torneo internacional, lo único que le falta a un futbolista que incluso se dio el gusto de ganar un clásico de visitante con un gol suyo sobre la hora en una jugada que lo pinta de cuerpo y alma: tiró el córner y fue a cabecear, como se dice en el potrero.

El fútbol vuelve en medio de una pandemia que metió una pisada y frenó todo. Pero Maxi tuvo un amague más y sigue con la pelota al pie. A disfrutarlo.