Por José Odisio
Los homenajes se hacen en vida. Esa es una premisa que los hinchas consideran desde hace un tiempo como frase de cabecera. Y el año pasado tuvo una muestra dolorosa pero que avala este sentimiento, cuando en el Parque hubo una sensación de paz por haber podido honrar a Diego Maradona cuando vino como DT de Gimnasia, algo que a algunos les molestó, pero tras la muerte del Diez, nadie dejó de agradecer haberle hecho ese reconocimiento en vida, más allá que desde 1994 la tribuna popular lleva su nombre.
No hay dudas que tener el nombre estampado eternamente en un estadio o una de sus tribunas o plateas es un reconocimiento sólo reservado para elegidos. Esos jugadores o entrenadores tocados por la varita mágica del talento, pero que para alcanzar tal honor deben sumar algo más importante: ser parte del corazón del hincha con un amor incondicional.
Y en ese pedestal, que hasta ayer tenía a Marcelo Bielsa, el Tata Martino y Diego, ahora se sumó Maximiliano Rodríguez. Sí, la Fiera ya tiene su nombre estampado en lo más alto de la Platea Este, un homenaje de la dirigencia que coincidió con su cumpleaños 40, y tuvo una aprobación total del pueblo leproso que se volcó a las redes sociales a felicitar al ídolo y agradecerle su sentido de pertenencia rojinegro.
Seguramente en ese sentido de pertenencia, en ese amor por la casaca leprosa, aparece uno de los principales argumentos para el homenaje. Es que Maxi está identificado con Newell’s como pocos. Nunca quiso jugar en otro club de Argentina a pesar de tener ofertas deportivas y económicas inigualables. Pero sobre todo, cuando entendió que Newell’s podía irse al descenso en 2012 y recibió el llamado del Tata, no dudó en dejar la comodidad y un contrato millonario en Liverpool para dar la cara por la Lepra. El premio fue el título que tanto soñaba en el Parque, pero la apuesta era de riesgo aunque Maxi nunca dudó.
Algo similar sucedió en 2018, tras irse a Peñarol un par de años por un desgaste que él mismo reconoció. Otra vez Newell’s se había complicado con los promedios, una vez más Maxi regresó a poner la cara y salvarlo.
Tal vez esas jugadas fuera de la cancha, esas que no siempre son tangibles ni lógicas, pero que para el hincha tienen un valor superior a un gol o a un título, sin dudas son las cuestiones que generan que nadie se oponga a este homenaje. Porque el golazo a México en el Mundial de Alemania; o el penal decisivo ante Holanda para pasar a la final de Brasil 2014; o el título 2013 con un equipo fantástico dirigido por el Tata; o el siempre recordado gol en el minuto 93 en el Clásico son hechos deportivos de un valor inigualable. Pero hacer lo mismo que haría cualquier hincha por amor a la camiseta, vale mucho más.
Y mientras prolonga su carrera hasta más de los 40, en total vigencia, Maxi podrá disfrutar en vida levantar la cabeza en el Coloso y ver su nombre escrito en lo alto de la platea. Y ahí definitivamente se dará cuenta de que pasó a la inmortalidad.