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Mauro Aguilar, el periodista que se animó al stand up


 

Por Mario Luzuriaga

El stand up es un género que está muy de moda, pero es complicado a la hora de realizarse: no es fácil subirse a un escenario y contar algo gracioso. Este tipo de espectáculos le interesó al periodista rosarino Mauro Aguilar, y lo llevó a utilizarlo como medio de inspiración para la escritura de sus artículos.

Iniciado en el periodismo deportivo, Aguilar pasó por todas las temáticas y eso lo llevó a ser el corresponsal de Clarín en Rosario. Pero como le pasa a todo ser humano, al redactor le dieron ganas de implementar su impronta, e inició un  camino en el stand up, que luego le sirvió para sus notas periodísticas y algo más.

Mientras más se afianzaba en este nuevo género que se asomaba en el país, encontró la oportunidad de probarse a sí mismo e incursionó de lleno en el stand up, y cada vez lo hace mejor.

En diálogo con CLG, contó su experiencia en el humor y repasó su carrera en el periodismo.

—¿Cómo te la ingenias para dar información con humor?

—Descrubrí que si no hacía las dos cosas, terminaba mal. Se dice que en la vida hay que hacer equilibrio con todo y creo que la salida de hacer humor es poner del otro lado de la balanza, algunas cosas para compensar lo pesado que es dar información.

—¿Cuántos años llevás en el periodismo?

—Arranqué en el 92 y en agosto cumplí 27 años en esto. Pasé por distintos lugares del periodismo y medios; hice mucha radio y gráfica, televisión hice prácticamente nada. Hice de periodismo deportivo hasta información general, me tocó de todo, desde lo más terrible que fue calle Salta, hasta cosas más gratas, como cuando Maradona debutó en Newells.

—¿Todos estos años de periodismo te dieron material para hacer comedia?

—Si y de hecho yo llego a la comedia desde el periodismo. Mi intención fue sumarme al primer taller de stand up, después hice muchísimo con gente local y de Buenos Aires, fue para buscar herramientas para escribir humor. El humor tiene herramientas, que si uno las respeta y las sabe utilizar, deberían causar efecto en el lector o en el público. Fui a buscar eso para poder aplicarlo en radio, yo en ese momento trabajaba en la gráfica y en la radio, y me preguntaba cómo usar humor en la radio. A mí siempre me gustó Tato Bores, entonces era cómo volcar humor en medio de la información.  Es ahí donde fui al taller de stand up, insisto, para aprender la escritura del humor. Nunca fue mi intención de subirme a un escenario.

—¿En qué año te volcaste al humor?

—Eso fue en junio de 2014 y en diciembre se hizo la muestra de trabajos y me subí al escenario. Pero todo empezó como una pelea entre dos maneras de escribir. Una pelea que me costó mucho tiempo dominar, porque el periodismo te enseña, como regla básica, es que vos no sos parte de la información, salvo que seas parte del episodio. En el stand up es todo lo contrario, sos vos, desde tu cuerpo, posición y voz. En los talleres todo lo que escribía era muy duro y los profesores me decían que no era para decirlo arriba del escenario. Entonces me costó mucho convivir con esas escrituras diferentes.

—¿Recordás el primer show?

—En ese momento sentí que tocaba el cielo con las manos, me sentía en un día de gracia. Yo nunca me había subido arriba de un escenario, era una experiencia completamente nueva. Con el tiempo comprendí que era una farsa el diálogo con el público, pero lo bueno es que uno va dominando la técnica.

—¿Tenés algunos «caballitos de batalla» cuando haces los shows?

—Más allá de los temas, hablamos de los personajes escénicos, hay algo que vos le mostrás a la gente. En el stand up se supone que tenés que ser lo más fiel y exagerado posible. Jugamos mucho con el estereotipo porque así jugás con la gente.

—¿Cuándo se viene lo nuevo?

—Me gusta participar de distintos proyectos, pertenezco al grupo de stand up «Soltá la banana», que somos ocho integrantes que venimos desde el 2014. Nos presentamos todos los sábados en un bar que está en Ayacucho y Zaballos. Y estoy preparando algo con Martín Mazzucelli, un espectáculo en conjunto y tengo un unipersonal que se llama «A grito pelado», que con ese estoy cerrando algunas fechas en diciembre.