Los nervios le pueden jugar una mala pasada a cualquiera, incluso a quien ya se reveló como el participante más tranquilo del reality de cocina
En el programa del miércoles, Patricia Sosa y Boy Olmi tenían la orden de hacer idéntico plato con los mismos ingredientes. La dificultad radicaba en que los separaban unos paneles lo suficientemente altos como para no poder verse, por lo que tenían que ponerse de acuerdo y cocinar mediante las órdenes que se dieran mutuamente a través de él.
Comenzaron bien, pero la comunicación se fue a pique cuando el chef Germán Martitegui se puso a hablar con Sosa, mientras Boy requería su atención desde el otro lado de la pared. «Pato, Pato, Pato, Pato te estoy hablando», comenzó a llamarla cada vez con mayor impaciencia. Ella trató de explicarle que en ese momento estaba siendo consultada por uno de los jurados, pero a Boy le importó poco: «No importa la entrevista, acá lo que importa es el plato».
A pesar del momento tenso, Patricia y Boy fueron por lejos los mejores de la noche. Al decir del jurado, sus platos fueron tan parecidos que parecieron tener «una comunicación telepática». Así se llevaron sus respectivas medallas al mérito, que próximamente redundarán en beneficios para ambos.