Cientos de personas se convocaron en Av. Alberdi y Juan B. Justo por el asesinato del arquitecto Joaquín Pérez para pedir justicia y más seguridad. Todas las imágenes en CLG
El crimen de Joaquín Pérez en manos de delincuentes generó un estupor en el barrio de Arroyito pocas veces visto. El hombre había llevado su auto a guardar cuando fue abordado para robarle el rodado. El hecho culminó con disparos y una muerte que resuena en la zona norte de Rosario. Es por ello que los vecinos de Joaquín llamaron a una marcha en avenida Alberdi y Juan B. Justo que terminó siendo multitudinaria.
Convocada por la agrupación Vecinales Unidas por la Seguridad, este jueves por la tardecita cientos y cientos de rosarinos se congregaron para pedir justicia por el crimen del arquitecto y más participación y seguridad de la policía en el barrio.
En la mayoría de las palabras de los participantes de la convocatoria, que tuvo preponderancia de mujeres, se repitió la expresión “no damos más” y la descripción de la situación que viven en forma cotidiana como “desesperante”.
“Es una cosa desesperante, tengo hijos y cosas como estas te arruinan”, dijo una mujer que participó esta noche de la concentración en avenida Alberdi y Juan José, cerca del lugar donde fue asesinado Pérez.
“Los chorros son los dueños de calle, acá no hay policías caminando, ni en moto ni en patrulleros”, se quejó un hombre mayor, quien sostuvo que el barrio Arroyito “es una zona liberada”.
En tanto, una joven señaló: “Estamos pidiendo justicia y queremos saber dónde están los funcionarios que nos tienen que cuidar y no nos cuidan”.
“En Rosario no se puede salir a la calle, no podemos mandar a nuestros hijos a la escuela tranquilos”, agregó.
Por su parte, una mujer de la vecinal del barrio Luis Agote, aseguró: “estoy muy indignada por lo que está pasando, no dormimos, no podemos dejar salir a nuestros hijos”.
Entre los manifestantes estuvo el padre de Carlos «Bocacha» Orellano, un joven asesinado por patovicas y policías en un boliche de Rosario, quien planteó que “hasta que no se corte la connivencia de la policía con los delincuentes esto no se termina”.
“Acá vale más un gramo de merca que una vida humana”, concluyó Edgardo Orellano.
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A su vez, este jueves por la mañana, CLG habló con Eduardo Brizuela, presidente de la Vecinal Fontanarrosa, barrio que antes era denominado zona cero, y parte del grupo que apoyó la marcha de los familiares, amigos y allegados del hombre de 34 años que agonizó en la puerta de su casa. “Ojalá que de una vez por todas la clase política entienda que no se puede vivir en este contexto”, sentenció el referente vecinal.
“Son momentos muy tristes, son momentos que no desearíamos vivir en nuestra ciudad. Esto se tiene que dejar de naturalizar, las balaceras y muertes son un círculo vicioso del que queremos salir mediante la visibilización de esta problemática”, aseguró en sus primeras palabras Brizuela y señaló que esta manifestación será un “llamado de atención para las autoridades y la clase política”, aunque deslizó que estos actores están “muy alejados de lo que le pasa a la gente”.
Eduardo contó que si bien la convocatoria fue difundida por Vecinales Unidas por la Seguridad, todo comenzó con el hartazgo que presentaron los vecinos de Arroyito tras el crimen de Joaquín. “En ese contexto no podemos hacer otra cosa que acompañar porque al final es nuestro objetivo, vivir en paz”, indicó el referente barrial.
Pero ¿se puede vivir en paz? Para Brizuela la respuesta es afirmativa, sin embargo instó a “tener autoridades a la altura de las circunstancia y con políticas a largo plazo”. Y luego, agregó: “No puede ser que cada vez que asume un gobierno eche por tierra todo lo que se hizo anteriormente”.
En este sentido, marcó que ese “no es el camino” y llamó a “volver a la cultura de la educación y del trabajo genuino” para terminar con el flagelo de la inseguridad.
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Por último apuntó contra Pablo Javkin al decir que “el principal responsable es el representante político más cercano, o sea el intendente de la ciudad, él no puede pedir ayuda cada vez que habla, tiene que ponerse los pantalones largo y abordar el tema”.
“Hace 2 años que la ciudad está abandonada, no hay iluminación, no hay poda ni escamonda. Queremos que de una vez por toda empiece esta gestión y que dejen de dormir en los sillones de sus oficinas”, culminó con dureza Brizuela.