El dato se desprende de un informe elaborado por la organización Fundar en base a estadísticas oficiales del Indec
En un país donde el empleo ya no garantiza salir de la pobreza, casi tres de cada diez trabajadores registrados no logran cubrir el costo de la canasta básica total. El dato, que pone en evidencia el deterioro del poder adquisitivo, se desprende de un informe elaborado por la organización Fundar en base a estadísticas oficiales del Indec. Y se da en un contexto en el que el gobierno nacional busca limitar los aumentos salariales con intervenciones directas en las paritarias.
Lejos de ser un fenómeno marginal, el informe revela que el 28,6% de los ocupados formales vive por debajo de la línea de pobreza. En algunos sectores, como el servicio doméstico, la construcción y el agro, ese porcentaje supera el 50%. Incluso en actividades como la industria manufacturera, que históricamente ofreció salarios por encima del promedio, el 29,7% de los trabajadores no logra superar ese umbral.
“Estamos frente a una paradoja preocupante: hay más empleo, pero también más pobreza entre quienes trabajan”, señalan desde Fundar. Y agregan: “El problema ya no es sólo la falta de trabajo, sino la creciente incapacidad de los ingresos laborales para garantizar una vida digna”.

La situación se agrava por la política del gobierno nacional de intervenir en las paritarias para ponerle un techo a los aumentos. El caso más reciente fue el del gremio de Comercio, pero no es el único. En nombre de la estabilidad macroeconómica, se están pactando acuerdos por debajo de la inflación proyectada, en un momento donde los alimentos siguen aumentando a un ritmo del 5% mensual.
Las desigualdades entre sectores también son claras. Mientras que rubros como minería, hidrocarburos o servicios financieros muestran tasas de pobreza inferiores al 10%, los más afectados son aquellos con escasa formalidad, alta rotación o baja representación gremial. El resultado: millones de argentinos con empleo, pero sin capacidad de cubrir los gastos básicos.
En paralelo, los datos del Indec marcan que la pobreza afecta al 38,1% de la población. La leve baja registrada en el segundo semestre de 2024 respecto al anterior responde, sobre todo, al incremento de la asistencia estatal a través de programas como la AUH y la Tarjeta Alimentar. Sin esas transferencias, el panorama sería aún más crítico.
Mientras tanto, el salario promedio se estanca. Luego de una leve recuperación entre abril y noviembre del año pasado, volvió a perder frente a la inflación. El enfriamiento de la economía, la caída del consumo y el freno a las recomposiciones salariales completan un cuadro preocupante.
La conclusión parece inevitable: sin una política activa que permita recomponer ingresos, el fenómeno del trabajador pobre seguirá creciendo. Y con él, el riesgo de una sociedad cada vez más fragmentada, donde ni siquiera tener un empleo formal garantiza la inclusión.
