Un gran incendio forestal sin control, el tercero importante en una semana, quemó ya entre 1.500 y 1.700 hectáreas en el norte de la isla atlántica española de Gran Canaria y obligó a evacuar unas 4.000 personas de cuarenta núcleos de población.
El fuego, «muy virulento», causó «un desastre» medioambiental y avanza hacia el pinar de Tamadaba, un bosque autóctono declarado Reserva de la Biosfera, según advirtió este domingo el presidente regional de las islas Canarias, Ángel Víctor Torres, citado por la agencia de noticias EFE.
«Es una situación tremendamente complicada», subrayó, pues el fuego «no está contenido, ni mucho menos estabilizado ni controlado».
Este nuevo incendio, que comenzó el sábado, se une a otros dos anteriores aún no extinguidos totalmente, aunque controlados, en la turística isla de Gran Canaria.
El mayor de ellos calcinó cerca de 1.200 hectáreas de masa forestal en la zona más elevada de la isla y obligó a desalojar a un millar de personas de varias localidades. El otro, en el noreste insular, quemó 160 hectáreas de matorral.
Entre 600 y 700 efectivos, incluido personal del Ejército de Tierra, trabajan este domingo en la extinción del nuevo incendio, así como diez aeronaves entre helicópteros e hidroaviones, mientras once carreteras permanecen cerradas.
Las condiciones atmosféricas favorecen la propagación del fuego por barrancos muy estrechos de una zona elevada y dificultan la extinción: temperaturas altas, vientos cambiantes de unos 50 kilómetros por hora y una humedad inferior al 30 por ciento.