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Más de 4.500 evacuados por la crecida del Pilcomayo


Más de 4.500 pobladores, en su mayoría de comunidades aborígenes del oeste formoseño que habían sido evacuados por las inundaciones que ocasionó la crecida del río Pilcomayo, pidieron hoy «ayuda para retomar sus vidas», ya que si bien el agua bajó «ahora las casas, escuelas y caminos están tapados por toneladas de barro», aseguraron.

Según registros oficiales, ese cauce de agua tuvo su «crecida histórica» en febrero, y desde entonces las familias no pueden regresar a sus hogares.

Una de las comunidades más afectadas es «El Churcal», ubicada en el departamento de Bermejo, a unos 550 kilómetros de la capital, donde hasta el cementerio quedó «bajo tierra».

«Es desesperante nuestra situación. El sedimento hizo desaparecer el cementerio, el centro de salud, la escuela, el templo evangélico y las viviendas, todo está con barro hasta la mitad», detalló a Télam uno de los pobladores de la zona.

En tanto, desde el Gobierno provincial afirmaron que «los equipos de trabajo continúan en las áreas afectadas y se evalúan lugares altos para reubicar a los evacuados».

«Se perdieron en forma definitiva más de una docena de infraestructuras equipadas, sobre todo escuelas y centros de salud, unos 40 kilómetros de redes eléctricas y unas 300 viviendas», puntualizaron.

Por su parte los vecinos señalaron que a pesar de estar recibiendo asistencia en los campamentos y centros de evacuados, «no tienen ayuda suficiente».

«El rescate de nuestros bienes y el retorno a casa lo hacemos por cuenta propia, y además está el tema del agua potable. Esperemos el tiempo nos acompañe y poder empezar nuestras vidas de nuevo», se esperanzó uno de los afectados.

Según el especialista en antropología ambiental Luis María de la Cruz, las inundaciones causadas por el desborde del Pilcomayo «cambiaron la geografía del lugar debido a las grandes cantidades de sedimento que trajo, que además provocaron la muerte de los más de 3.000 caprinos y ovinos que había en la zona».

Explicó que cuando pierde la humedad, el sedimento «se transforma en lo que llamamos talcales», o sea, médanos de arena muy fina por donde no se puede transitar con vehículos tradicionales, lo que dificulta las tareas.

«El Pilcomayo es considerado uno de los ríos con mayor cantidad de transporte de sedimentos en el mundo», coincidió Horacio Zambon, titular de la Unidad Provincial Coordinadora del Agua.

Esa particularidad constituye «el rasgo natural de la región», ya que recorre más de 1.000 kilómetros desde los 5.500 metros de altura en sus nacientes en Bolivia, hasta los 250 metros en los en territorio argentino.

Los escurrimientos «son típicos de llanura» y constituyen «uno de los mejores ejemplos de mega abanico fluvial, frecuente en las faldas orientales de los Andes en América del Sur, siendo el mayor de ellos y el único en el mundo con el fenómeno de extinción del cauce por atarquinamiento -excesivo depósito de sedimentos-«, detalló.

Por su parte el ministro de Planificación, Daniel Malich, graficó que «las graves secuelas que dejó esa crecida extraordinaria es justamente el depósito de toneladas de sedimento en la región, ya que las riadas van perdiendo velocidad».

«A la misma altura que el agua ingresada anegó a poblaciones, ahora se ve el sedimento de un metro o metro y medio sepultando las casas que se construyeron para esas comunidades originarias, que también tapó templos, edificios públicos como escuelas y centros de salud», describió.