Espectáculos

Martín Bossi: «La vida es presencial, no pueden digitalizarnos el corazón»


Cada noche, el showman sale a escena con “Bossi Comedy Tour” en Mar del Plata y agradece a Dios por su regreso a las tablas para hacer algo “tan esperado” y ante “un público que es real”

El showman Martín Bossi sigue batiendo sus propios récords con “Bossi Comedy Tour”, un espectáculo que comenzó como una “gira de reencuentro” y que en sus últimas cuatro funciones consecutivas agotadas convocó a cuatro mil personas en tan solo una semana, para celebrar juntos que “la vida es presencial» y que «no pueden digitalizarnos el corazón” aún en pandemia.

“Estos días son los días en los que quiero que el tiempo se detenga. Decir bueno en este aplauso detenete, porque después viene mucho sufrimiento. La vida no es esto; esto es muy efímero y es una locura hablar de mil entradas vendidas hoy en un teatro que ya nos acompañó en otras obras y al que aprovecho para felicitar por el apoyo. Este es un equipo muy grande”, sostuvo en diálogo con Télam después de “darlo todo” en Teatro Mar del Plata del complejo Multiteatro de la Avenida Luro.

Tan bien marcha su temporada que agregó una función los miércoles a las 21.30 a las originales de los jueves, viernes, sábados y domingos en el mismo horario.

Cada noche, Bossi sale a escena y agradece a Dios por su regreso a las tablas para hacer algo “tan esperado” y ante “un público que es real” y derretir el hielo con un popurrí rockero que engancha canciones de Virus, Charly García y Soda Stereo, después de una primera presentación formal: “Soy Martín, tengo 47 años. Soy hijo de Estela y Jorge. Y estoy convencido de que no hay nueva normalidad. Esta es la normalidad”.

Con monólogos sobre la vida en pandemia, genera complicidad con su público desde el primer minuto con intervenciones sobre la adicción a las series y el «sexting», ofreciendo algunas pinceladas vocales de su repertorio de imitaciones como Pablo Escobar, Lionel Messi, Juan Román Riquelme, Alberto Fernández y Mauricio Macri, entre tantos otros.

Infalible para el ida y vuelta, elige algunos asistentes de la primera fila y construye con ellos parte de su comedia, como la “gobernadora”, una mujer que rápidamente entiende el juego de roles y se deja llevar por el humorista: “Hoy es tu noche”, le advierte Bossi, para después invitarla a confesarse sobre el sexo virtual.

Los homenajes musicales son parte del corazón del espectáculo y una marca personal del artista, con los que reafirma su devoción por los cantautores y la balada romántica, a la vez que se burla de la explosión de la música urbana y la “perversión” de algunas de sus letras: “Al alma no le cantan, a los ojos tampoco. Le cantan al culo de la mujer y no a su energía”, sentencia antes de desmenuzar uno de los éxitos del puertorriqueño Bad Bunny y de “actualizar” a sus artistas favoritos recreando colaboraciones con los artistas de moda.

—Con esta nueva obra, “Bossi Comedy Tour”, de alguna manera te fuiste sacando las máscaras, los maquillajes y hay en escena un Bossi en estado puro. ¿Cómo fue este cambio de compartir mucho más sobre vos mismo arriba del escenario?

—Sí, creo que cuando uno es más chico imposta mucho. Y yo no necesito impostar tanto ahora, la gente ya ve todo lo que quiero que vean a través mío y no necesito subrayar o irme del escenario. Me transformé, de a poquito, no sé si malo o bueno, en un showman, que era lo que quería. Y en Latinoamérica hay pocos; es una rama en extinción. Y fui por ahí, en un mercado en el que es difícil ser un showman. Hay que cantar, bailar, hacer comedia, tocar un instrumento, cantar con tu voz o imitar a otros, hacer cantar al público. Es difícil pero me llevó treinta años de estudio y hoy estoy acá disfrutando.

—En la obra hay muchas alusiones a recuperar el contacto y el abrazo y el tiempo en pandemia.

—Yo no soy quién para dejar mensajes, pero compartimos algunas preguntas. No es que doy órdenes, doy opiniones. Creo que la frase es «la vida es presencial, no pueden digitalizarnos el corazón». Y en un momento donde muchas personas que pueden expresarse tanto en medios de comunicación como en otros medios hablan de muerte, nosotros hablamos de vida, y acá está el resultado.

—Después de concluir la temporada de verano en marzo, ¿pensás llegar a la calle Corrientes con «Bossi Comedy Tour»?

—Obviamente que estamos un poco sorprendidos, porque yo tengo que hacer «Kinky Boots», cosa que quiero, pero también tenemos un espectáculo que no queremos pararlo. Nosotros construimos este espectáculo como una gira de reencuentro: es un espectáculo que pensamos con Emilio Tamer, director y autor, en la etapa de encierro. Después, empezamos a ir a las provincias, se empezó a llenar y vimos lo que pasaba. Porque el teatro se puede llenar de muchas maneras; hay muchas obras que llenan y a los diez días ya te olvidaste de qué se trataba. Y este es un espectáculo que queda, por eso empezamos a sospechar. Fueron cuarenta mil personas en toda la gira y dijimos «¿y si lo llevamos a Mar del Plata?». El espectáculo sigue creciendo y ahora, la verdad, es que está para que llegue a la calle Corrientes, porque la gente quería esto.

—¿Qué balance hacés de esta temporada teatral en Mar del Plata, que recién está empezando a repuntar hace unos días para otros espectáculos?

—Es muy difícil responder porque es muy incómodo. Primero porque yo apunto al teatro y a mí me gustaría que, no solo a todas las obras, sino que a todos los comercios del país les vaya bien. Yo estoy con la persona que labura, no estoy con el que dicta las normas de cuándo y a qué hora laburás. Estoy con los que laburan con cuidados y preservándonos. Sé que hay obras a las que les va bien y otras a las que les va mal, pero es como todo en la vida. Me gustaría que al que le vaya mal le vaya súper bien. Si yo tengo que salir décimo en la recaudación, metiendo 900 personas por día, firmo; pero, bueno, ojalá que la gente concurra al teatro. Siempre digo que hay que ir a ver todas las obras, porque hay muchas hermosas para ver. Hoy me toca a mí decir que esta semana estamos batiendo récords históricos en mi vida teatral: alcanzamos las cuatro mil personas en cuatro funciones. Es una locura. Tengo ganas de salir corriendo bajo la lluvia y gritar «¡freedom!».

(Por Javier Berro, enviado especial Télam)