Este jueves desde las 22.30 regresa a Telefe con el ciclo de cantantes desconocidos. Rating, presión del prime time y mucho más...
Conductor de los principales programas de los últimos años, Marley dice no sentir la presión del prime time y asegura que hoy no se desvive por el rating porque la prioridad pasa por su familia, en la previa al regreso de «La Voz Argentina», a partir de este jueves a las 22.30 por Telefe.
«Por suerte, tengo el ego bien ubicado. No tengo una enfermedad de egocentrismo. La prioridad hoy son mi hijo y mi familia. Me encanta que explote el rating, pero eso también tiene que ver con el tipo de programa que uno hace. Es más fácil lograr un mega éxito con ‘La Voz’ o ‘MasterChef’, que con uno de juegos o de viajes», sostuvo el experimentado conductor en una entrevista con Télam, mientras de fondo se escuchaba jugar a su hijo Mirko.
«Yo la pasé genial con él», acotó Marley sobre el tiempo de encierro en pandemia y mientras proyecta un nuevo programa de viajes, algo que, dice, tendrá que reordenar una vez que Mirko comience la escolaridad obligatoria.
Nominada a los Premio Emmy como uno de los mejores programas de entretenimiento internacional en 2019, «La Voz Argentina» regresa a la pantalla de Telefe tras tres años de ausencia y la participación, como coaches, de Ricardo Montaner, Mau y Ricky, Lali Espósito y Soledad Pastorutti, además de contar con el «El Regreso», el spin off digital conducido por Stefi Roitman junto a la quinta coach: Emilia Mernes.
«Estoy muy contento. Estaba con muchas ganas de que volviera. Fue nominada al Emmy en 2018 y es un orgullo que hayan elegido la edición argentina del ‘reality’ para los premios. Yo creo que para su éxito tuvo mucho que ver que haya sido una emisión diaria, algo que no es común, junto con la emotividad que le damos los argentinos. Esa parte sentimental, que no la vemos en otros países, es única. Acá vemos a chicos que vienen de un pueblito y que se juegan todas las emociones por su sueño», comentó.
—Sobre esta emotividad argentina que mencionás, ¿Cómo lo toman los «coach» que no son argentinos?
—Lo toman bien porque los latimos también son de emocionarse. En la edición de Estados Unidos es todo más rápido, es como si se lo quisieran sacar de encima (risas). Acá lo vivimos de otra manera. Los que participan están viviendo un sueño. Y los coach, bueno, Ricardo (Montaner) es argentino, aunque haya vivido gran parte de su vida en Venezuela, y los Mau y Ricky, si bien son venezolanos, creo que ya hasta tienen pasaporte argentino.
—Esa diferencia con la versión anglosajona, ¿Creés que se da porque también se pueden jugar el futuro económico?
—Hay chicos que vienen de un clase baja, pero no son todos los casos. No tiene tanto que ver la condiciones, sino por el poder llegar y cumplir con su sueño. Por más que tengan dinero, acceder a lo que uno sueña en la vida es muy difícil. Los lugares que ocupan los grandes actores y cantantes son pocos, y acceder es muy difícil. Te lo digo por experiencia, porque yo soy de clase media. Y cuando se dio de poder acceder, recuerdo la emoción. No tenia que ver con mi situación económica, sino con poder lograrlo. Son pocos los lugares que hay para poder llegar. Tener la oportunidad ya es un logro.
—¿A qué atribuís que los «realities» tengan tanto éxito?
—A que tienen esas cosas de poder llegar a cumplir un sueño. El hecho de ver la vida real y no ficcionada llama la atención. Los «realities» de ver la familia de quien sea, como «The Osbournes» o «The Kardashians», ese seguimiento diario… hay algo lindo en poder observar a una familia y saber que no es ficción. Te emociona diferente, porque una ficción te emociona también, pero cuando termina, sabés que eso no es parte de la realidad.
—¿Cuánto tiene que ver el conductor y cuánto el programa para que tenga éxito?
—Es una combinación de ambas. En mi caso, yo estoy metido en la producción. Por ejemplo, ahora tengo reuniones para ver cuándo vamos estar con «Por el mundo». Yo ya estoy pensando en el siguiente programa. Por supuesto que tiene que ver el equipo de producción, que aporta los contenidos y las ideas. Hay veces que uno puede ser un buen conductor y llegarle a la gente, pero si no tenés un equipo que te sostiene, es imposible.
—Vos tenés una marca con los programas de viajes. ¿Cómo lo vas a adaptar a tu vida como padre cuando tu hijo tenga que empezar a ir al colegio?
—Vamos a tener que adaptarnos. Hoy está en sala de 3 y está en una escuela que le envían muchas cosas por una plataforma. Hoy puedo irme dos meses, pero ya después en la escolaridad me tendré que adaptar a sus tiempos. O hacemos el programa en el verano (risas). Vamos a buscarle la manera. No le quiero cortarle a él esa posibilidad de ir a al escuela, la parte social, hacer amigos y tener compañeros. Eso te marca como adulto.
—Con respecto a lo social, ¿cómo vivieron el encierro del año pasado?
—Nosotros teníamos nuestra rutina de cuentos y ejercicios. Fui de meterme bastante en la plataforma de aprendizaje y a través del juego aprendí mucho y aprovechamos para que aprenda inglés y alemán. Teníamos un juego que, visto a la distancia, es muy ridículo, porque en vez de salir a caminar nos subíamos a andar en auto por miedo al contagio ¿Cómo te vas a contagiar caminando por el barrio? (risas) Bueno, en ese juego, Yo lo sentaba en el auto, dábamos una vuelta muy muy lenta mirando los autos y los colores… él me hablaba en inglés y ese ejercicio lo hacíamos a la misma hora, hasta que nos cansamos y nos juntamos con los nenes del barrio, porque un día pasé por el Planetario y vi la alegría suya al ver a otro niño y dije: «No puede ser que esto esté pasando». Por más que uno trate de estar con él, es importante que conecte con chicos de su edad.