El sindicalista bonaerense Marcelo Balcedo (Soeme) contaba con 24 empleados en su chacra en la ciudad uruguaya de Maldonado, con altos sueldos en dólares, pero declarados ante los organismos de Uruguay con bajos salarios porque gran parte de las remuneraciones era pagadas en forma irregular, según detalló el fiscal Rodrigo Morosoli en la audiencia judicial penal de la causa contra el gremialista, que se desarrolla en el vecino país.
Según fuentes judiciales de la causa que lleva en el vecino país, el informe del fiscal uruguayo reveló que el cocinero de Balcedo cobraba 4.200 dólares y su entrenador físico, que también era chofer, alcanzaba los 6.000 dólares al mes mientras que las niñeras cobraban 21.400 pesos uruguayos de salario pero además recibían un monto extra en «negro» de 3.000 dólares, según contó una de las encargadas de cuidar a los hijos del sindicalistas.
Además de un cocinero, personal trainer y tres niñeras, Balcedo tenía empleadas domésticas, chofer, jardinero, encargados de la chacra, cuidadores de animales y otros empleados polifuncionales, que declararon en la fiscalía de Maldonado para dar testimonio de su relación laboral con el titular del Sindicado de Empleados de Minoridad y Educación (Soeme).
Otra de las niñeras también dictaba clases de inglés y portugués a los hijos del gremialista y, al igual que el entrenador, viajó con la familia a diferentes destinos turísticos como Estados Unidos, México, Tahití y Aruba.
La persona encargada de cuidar a los niños por la noche percibía un sueldo de 19.000 pesos uruguayos, pero al igual que a las otras niñeras, aseguró que recibía una suma de 2.000 dólares de manera no registrada.
Según se desprende de las declaraciones judiciales de los empleados, la esposa de Balcedo, Paola Fiedge, quien también está imputada con prisión preventiva por presunto lavado de activos, contrabando y tráfico de armas, era la encargada de pagar los sueldos en efectivo que llevaba en su cartera.
Sobre la irregularidad de la situación laboral de los empleados, la Justicia uruguaya detectó una importante evasión de aportes previsionales e impuestos por gastos de personal.
Entre esos casos, el cocinero figuraba en la planilla laboral por 20.000 pesos uruguayos, casi 700 dólares, y pero lo que cobraba en realidad era 4.900 en moneda norteamericana.