Por Diego Carballido
Las bajas temperaturas siempre son un riesgo, ya sea por calefaccionarse de manera precaria y ser víctimas de accidentes domésticos o por estar en situación de calle y no poder soportar los empates del frío. Desde hace varios años, una cuadrilla de voluntarios recorre las calles rosarinas asistiendo con comida y abrigo a quienes lo requieran. «Estamos trabajando mucho, lamentablemente, eso significa que hay necesidad» asegura Verónica Manara, una de las responsables de la agrupación Manos Solidarias.
Este grupo de más de cien voluntarios asiste a personas en situación de calle y en el último tiempo ven como la demanda se incrementa, prácticamente, a diario. «Nunca alcanza porque la demanda crece todas las noches» dice Verónica y agrega: «Este año, abrimos la Guardia de Manos debido a la falta de respuestas de determinados organismos, como la GUM por ejemplo. De esta manera, tenemos un celular abierto y es impresionante la cantidad de llamados que recibimos”. Según la experiencia que les arroja tener un contacto permanente con las necesidades, Verónica, segura que «el 90% de los llamados son de personas en situación de calle en los barrios» donde la asistencia, tanto gubernamental como de organizaciones, le resulta más difícil llegar.
Frío y hambre
Para Manara, en función de su experiencia, se deben diferenciar las situaciones: «Aquél que vive permanentemente en la calle ya está curtido y el hambre lo resuelve de alguna manera. Ya sea porque lo conocen en el barrio y los vecinos le dan un plato de comida, o el caso del que está en el centro y termina pidiendo en los bares y restaurantes. El problema es con las personas que no están en situación de calle, pero usan la calle como medio de vida; por ejemplo los cartoneros y los que remueven los contenedores. En esos casos, observamos el hambre en primera persona y son los que mayormente asistimos». La imagen con la que se encuentran cotidianamente se va reconfigurando, exigiéndoles cada día más. «Si tendríamos que salir a satisfacer la demanda de hoy en día deberíamos duplicar el número de cocinas y de voluntarios” porque se encuentran con «familias completas. Mamá, papá, chicos muy chicos y hasta bebés en brazos dentro de los contenderos literalmente. Ahí es donde se presenta el hambre patente».
«Si tendríamos que salir a satisfacer la demanda de hoy en día deberíamos duplicar el número de cocinas y de voluntarios”
El trabajo se organiza de acuerdo a los días; los miércoles y viernes a los integrantes de Manos Solidarias se los puede ver recorriendo las peatonales y plazas del microcentro, mientras que los jueves y domingos «hacemos un laburo más amplio. Salimos más temprano, a las seis de la tarde, y disponemos de dos autos para recorrer” cuenta Verónica. Llevar adelante tamaña tarea requiere de toda una logística donde los domicilios de diferentes voluntarios, a lo largo del recorrido, ofician de “cocinas de campaña” para que, en la medida que se van terminando las raciones, se puede buscar una nueva olla repleta de comida. Es la única manera que se cumpla la premisa de llegar a todos con la comida caliente y entregar un plato «igual que el que cocinamos para nuestra familia» explica Verónica.
Las recorridas suelen comenzar a las seis de la tarde y se extienden hasta la medianoche. «La cantidad de raciones comparada con el año pasado se duplicó, es más, salimos dos días más” diagnostica Manara y afirma que “nos esperan familias enteras en determinados puntos de la ciudad porque ya saben que vamos a pasar con la olla. Es una realidad que, si bien el año pasado se veía, ahora está más naturalizada. Antes te pedían hasta con cierta vergüenza un plato para poder llevar en el carro, hoy se organizan entre ellos para esperarnos»
«Antes te pedían hasta con cierta vergüenza un plato para poder llevar en el carro, hoy se organizan entre ellos para esperarnos»
Salidas colectivas
Así como existen los voluntarios de Manos Solidarias, existen varias organizaciones que están poniéndole el cuerpo a las necesidades básicas de los más desfavorecidos. De hecho, trabajan de forma coordinada para poder ayudar la mayor cantidad de días. Según cuenta Verónica: «Manos Solidarias trabaja activamente con otras siete organizaciones con quienes conformamos el colectivo Situación de Calle, para visibilizar esta situación en la sociedad y frente al gobierno”.
El trabajo que realiza este colectivo en fundamental para muchas personas que viven en condiciones desfavorables, pero como bien aclara su referente, no llegan a cubrir el total de la demanda de las necesidades. Por eso, Manos siempre se encuentra abierta a todos aquellos que quieran sumarse como voluntarios para cocinar, organizar o formar parte de las recorridas y en lo particular, Verónica, aclara que siempre son necesarios «puré de tomate, caldo y condimento porque se usa en grandes cantidades. Estamos hablando de ocho ollas cada vez que salimos de recorrida y las chicas tienen que hacer malabares para que alcance».