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Siguen las protestas

Manifestantes quieren parar totalmente Catalunya con una huelga


 

Catalunya afronta hoy una «huelga de país» convocada por los sindicatos independentistas en rechazo a las condenas a los líderes secesionistas presos, en el marco de la cual se están desarrollando movilizaciones que amenazan con colapsar Barcelona, mientras la violencia callejera sigue en auge tras una noche en la que antifascistas y secesionistas se enfrenaron con ultraderechistas.

La huelga arrancó esta mañana con múltiples cortes de calles en la capital catalana y de rutas y vías de trenes en diferentes puntos de Catalunya, donde los manifestantes levantaron barricadas.

Uno de los cortes más importantes fue el de la AP-7, en la Jonquera, en la frontera con Francia, así como en la ruta de acceso a Andorra.También hay bloqueos en las rutas interiores, en Girona y Lérida, mientras en Tarragona está cortado el acceso al puerto de la ciudad.

El acceso al aeropuerto internacional El Prat de Barcelona está despejado pese a los temores de un nuevo intento de bloqueo como del lunes último, aunque al menos 55 vuelos fueron cancelados, la mayoría de la compañía aérea Vueling, que actuó de forma preventiva.

El paro tiene un fuerte impacto en el sector educativo y la administración pública -ya que el gobierno secesionista de Quim Torra adhiere- aunque todos los grandes hospitales públicos y privados funcionan con normalidad.

La medida de fuerza y los disturbios de las últimas tres noches están repercutiendo en el turismo: un crucero con más de 900 personas que debía desembarcar hoy en Barcelona fue desviado al puerto de Valencia.

Además, grupos de activistas independentistas obligaron desde temprano por medio de piquetes a cerrar varias tiendas en el centro de la ciudad condal.

Tras una nueva noche de enfrentamientos entre manifestantes extremos y la policía, esta mañana la policía halló una garrafa de gas manipulada con una mecha en la Ronda de Sant Pere, a pocos metros de la céntrica Plaza Catalunya, que pudo haber sido utilizado como explosivo.

Cinco columnas de manifestantes independentistas se dirigen a pie hacia Barcelona, después de tres días de caminata, para participar en una manifestación que está convocada a las 17.

La tensión y la alerta es máxima después de que la violencia escalara a raíz de enfrentamientos de militantes independentistas y antifascistas, con un grupo de ultraderechistas que salieron a «cazar» manifestantes en Barcelona. Un joven de 23 años fue agredido brutalmente por los neonazis armados con bates de beisbol, palos y hasta un machete.

Posteriores choques de grupos radicales independentistas contra la policía antidisturbios dejaron al menos 42 heridos y una veintena de detenidos, así como destrozos en Rambla de Catalunya.

A raíz del espiral de violencia, la Asamblea Nacional Catalana (ANC), la principal entidad soberanista, exigió la dimisión del consejero de Interior catalán, Miquel Buch.

Lo acusan de permitir la «actuación brutal» de la policía nacional española, que utiliza pelotas de gomas -prohibidas en Catalunya- contra los manifestantes; y por no haber evitado agresiones de ultraderechistas en las calles de Barcelona, donde anoche se escuchaban gritos como «inde muerto, abono para mi huerto» o «separatistas hijos de puta».

El ministro del Interior español, Fernando Grande Marlaska, aseguró en declaraciones radiales que ya «hay alguna identificación» de los autores de la agresión ultraderechista.

Por su parte, la ministra de Educación y vocera del Ejecutivo central socialista, Isabel Celáa, lamentó la agresión ultra, pero acusó a los secesionistas de ser parte del problema: «Las algaradas independentistas suscitan la violencia de ultraderecha», dijo.