El pasado jueves cuando el cuerpo del capitán post mortem Luis Darío José Castagnari fue despedido en un cementerio de la ciudad cordobesa de Río Cuarto tras ser repatriado desde las Islas Malvinas, el secretario de Derechos Humanos y Pluralismo Cultural de la Nación, Claudio Avruj, dio la noticia de la identificación número 106. Se trata de Ramón Ángel Cabrera, que nació en la localidad de San Agustín, en la provincia de Córdoba y tenía 19 años cuando realizaba el servicio militar obligatorio y fue destinado a la guerra de Malvinas. Cabrera murió en la batalla de Pradera del Ganso el 28 de mayo de 1982, y sus hermanos, Julio Cabrera y José Cabrera, aportaron las muestras de ADN para el cotejo que se realizó en el marco del plan humanitario para la identificación de los soldados caídos. Así como la familia de Cabrera donó su muestra de sangre para la identificación, lo hicieron hasta diciembre del año pasado unas 107 familias y tras conocerse el trabajo realizado por el equipo de catorce especialistas de Argentina, Australia, Chile, España, México y Reino Unido y coordinado por el Comité Internacional de la Cruz Roja, durante este año se fueron sumando algunas, pero aún faltan. «De las familias que se presentaron a donar su muestra de sangre no todos esos cuerpos se pudieron recuperar. De un total de 148 soldados fallecidos, 122 cuerpos estaban en 121 sepulturas que tenían la placa «soldado argentino sólo conocido por Dios». Por eso aún nos faltan identificar 16 de los 122 cuerpos encontrados», señaló el director del EAAF, organización que desde hace 34 años realiza en el país identificaciones de cuerpos de víctimas del terrorismo de Estado de la última dictadura cívico militar, y también tras conflictos bélicos como los de Chipre, o el Cáucaso. «El equipo multidisciplinario que viajó estaba formado por médicos forenses, genetistas, antropólogos, radiólogos, y odontólogos. No se podían hacer más de tres exhumaciones por día y el mismo día se tenía que devolver el cuerpo. Se tomaron muestras de cada cuerpo y la Cruz Roja eligió nuestro laboratorio forense de Córdoba para hacer la comparación con las muestras de los familiares», explicó Fondebrider. El 10 por ciento de las muestras tomadas fueron enviadas a dos laboratorios externos, uno en Inglaterra y otro en España, «para poder tener un control extra y verificar si esas muestras dan los mismos resultados», comentó. Además de las muestras genéticas que se toman de los familiares, se evalúa la información médica, la formación de los dientes, las fracturas que haya tenido la persona en vida o algún tatuaje, y todo eso se conoce a través de las entrevistas en profundidad que se le hace a las familias. Entre otras de las preguntas, a los familiares se les consulta qué quieren hacer con los cuerpos sepultados en el cementerio de Darwin una vez que son identificados, y según contó Fondebrider, la mayoría pidió que el cuerpo quede allá. «Esto de la identificación es una parte muy chiquita y una enorme deuda que tiene el Estado con los familiares y con los soldados», sostuvo el director del EAAF que remarcó que «los análisis de todos los cuerpos enterrados sin identidad fueron realizados para que cuando la familia lo desee, pueda iniciar el proceso de identificación».]]>
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Equipo de Antropología Forense