El sindicato lucifuercista hizo una importante donación al comedor de Villa Gobernador Gálvez en el marco de la Campaña Solidaria Permanente
Por Andrea Astiasuain
Hace más diez años que María Laura Miranda dedica su vida en ayudar a los demás. Todos los días lleva adelante el comedor Piecitos Descalzos en Villa Gobernador Gálvez, que hace un poco más de un mes estuvo a punto de cerrar sus puertas por la crisis económica. Pero, afortunadamente, el Sindicato de Luz y Fuerza, en el marco de la Campaña Solidaria Permanente, se acercó a festejar el «Día de la Niñez» junto a los niños que asisten al lugar y realizó una importante donación para que el comedor pueda seguir en pie.
Tras el anuncio de que el comedor seguiría en funcionamiento, CLG se comunicó con María Laura para saber la situación actual del lugar. El tono de Miranda ya no es el mismo. La felicidad se le siente con tan sólo escucharla. «La donación del Sindicato nos hizo muy bien, fue una ayuda enorme. Más allá de que necesitamos un montón de otras cosas, gracias a Dios tenemos esas cosas, ahora tenemos que ir por lo otro», comentó María Laura.
‘Piecitos Descalzos’ agradeció a Luz y Fuerza por la jornada: «Fue hermoso»
La grave crisis económica que atraviesa la Argentina se puede ver reflejada en la cantidad de personas que asisten al comedor día tras días. En el año 2015, Piecitos Descalzos entregaba unas 70 raciones de comida. Hace un mes, cuando estaba a punto de cerrar, 200, mientras que ahora, después de la fuerte devaluación que sufrió el peso tras las Paso, y gracias a la ayuda de Luz y Fuerza, se entregan 300 raciones, todos los lunes, miércoles y viernes.
La referente de Piecitos Descalzos recalcó que «dentro de todo lo malo que está sucediendo, no estamos tan mal». Miranda destacó la ayuda del Sindicato, aunque sabe que no basta con eso. Por eso, ahora están haciendo un bono para comprar carne y el resto de las cosas que faltan porque la gente «cree que nosotros tenemos todo, se necesitan un montón de cosas. La gente está pasando por malos momentos y no podemos decirle que no».
Miranda agradeció a Alberto Botto y al gremio por la colaboración. «Estuvieron re bien. A mí, personalmente, me hizo mucho bien porque me rompía la cabeza todos los días para ver de donde conseguía las cosas para hacer de comer, es muy difícil», manifestó, y agregó: «Conseguir la carne para los lunes, miércoles y viernes no es fácil. La gente va, me golpea las puertas y no logro hacer oídos sordos a todo lo que está pasando».
El objetivo próximo de María Laura es poder entregar la copa de leche aquellos días que no entregue las raciones de comida (martes y jueves). Para esto, está pidiendo donaciones de leche, azúcar y harina. «Siempre hay una mano, un alma con ese corazón enorme que quiere colaborar y aparece, así como aparecieron los chicos de Luz y Fuerza. Cuando uno menos lo imagina, aparece la solidaridad», comentó.
María Laura se levanta todos los días a las siete de la mañana y se acuesta las 11 de la noche, no para, no puede. La semana que viene, contó, tiene que separarse unos días del comedor porque debe ser internada por una anemia, producto de la cantidad de medicamentos que toma. Los médicos y la familia le advierten que frene, que coma, sin embargo ella sólo piensa en los demás. «Me gusta, me gusta ayudar, me gusta hacer lo que hago. Cuando alguien viene no puedo decirle que no, no me sale. Si tengo que sacar de mi casa para darle a alguien, lo hago», aseveró.
Finalmente, Miranda destacó que, cuando ella lo necesitó, algunos actores de la sociedad le brindaron una mano. «Sé lo que se siente, cuando yo me vine del Chaco a Rosario, estuve muy mal. Mis hijos tenían que comer en el comedor de la Escuela, gracias a Dios me encontré gente muy buena, que me ayudó, es un poco una retribución», señaló, y concluyó: «Lo importante es que cuando uno ayuda se sienta acompañado, como con los chicos de Luz y Fuerza».