El presidente electo inició la transición para definir quiénes integrarán su gabinete de ministros y los principales lineamientos de su gobierno. La danza de nombres en torno al Ministerio de Economía
El presidente electo de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, inició este lunes en San Pablo su primera jornada de trabajo con el gabinete de transición para poder rehacer con el actual Congreso el presupuesto 2023 que había sido enviado con fuerte ajuste social por Jair Bolsonaro, en medio de la danza de nombres de sus futuros ministros, sobre todo en Economía.
«El presidente Lula está analizando todas las medidas que deben ser tomadas y dialogando sobre el inicio de la transición», dijo a Télam Paulo Rocha, líder del bloque del Senado del Partido de los Trabajadores (PT), durante uno de los descansos de la reunión que se realiza en un hotel del barrio de Vila Mariana, en San Pablo.
El encuentro debe definir la hoja de ruta que el coordinador de la transición, el vicepresidente Geraldo Alckmin, trazará en Brasilia con el gobierno saliente de Bolsonaro.
Lula, tras la histórica victoria del 30 de octubre, se tomó vacaciones en la playa de Trancoso, en el sur de Bahía y este lunes retornó a la formalidad del trabajo.
A dos kilómetros del hotel donde se reunía el equipo de Lula en San Pablo, frente al cuartel del Ejército, cientos de bolsonaristas montaron una vigilia para desconocer el resultado de las elecciones del 30 de octubre vencidas por Lula y que se mantienen desde la semana pasada en el lugar esperando que un general atienda sus reivindicaciones.
Según el portal UOL, Bolsonaro calificó como «usurpador» a Lula por aceptar ir a la cumbre de un tema en el cual el ultraderechista es visto como un enemigo del movimiento ambientalista y climático.
En San Pablo, Lula está reunido con tres candidatos a ministros de Economía, el exintendente paulsita y candidato derrotado a la gobernación de ese estado, Fernando Haddad, que suena para Economía; el senador electo y exgobernador de Piaui Wellington Dias y el diputado federal y exministro de Salud Alexandre Padilha.
El presidente electo ha negociado una enmienda constitucional con el bloque derechista Centrao, hoy con Bolsonaro, para alterar el presupuesto mediante una enmienda constitucional y así tener un colchón de recursos para pagar a 21 millones de familias el programa Bolsa Familia, de 600 reales (120 dólares).
El presupuesto enviado por Bolsonaro no tenía previsto la continuación de la ayuda social ni del programa Farmacia Popular para los jubilados.
Según la prensa local, el Congreso pide a cambio a Lula mantener parte del llamado «presupuesto secreto», el uso de partidas que son usadas con discrecionalidad por parte de algunos parlamentarios para llevar recursos directamente a sus municipios, sin participación ni planificación del Ejecutivo, un modelo adoptado por Bolsonaro para protegerse desde 2020 de un posible juicio político.