Ella tiene 65 años y es comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de Dock Sud. Él tiene 59 y cumple funciones hace 33 años en Corrientes. Hoy hablan de los valores en el Día del Bombero
Por Samanta Mársico – Télam
Lucía Segovia, comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de Dock Sud, y Eduardo Tarrosa, cuya vocación se despertó en la adolescencia y se definió a su regreso de la Guerra de Malvinas, coincidieron en destacar la solidaridad, el sacrificio y el desinterés como valores de su arriesgado trabajo, al conmemorarse este 2 de junio el Día del Bombero Voluntario.
La fecha se remonta a 1884 cuando se creó el primer cuartel del país en el barrio porteño de La Boca, meses después de un feroz incendio que llevó a Tomás Liberti, vecino de la zona y quien se convertiría en comandante del primer Cuerpo de Bomberos Voluntarios del país, a organizar una cadena humana para apagar las llamas que amenazaban propagarse rápidamente.
«Ser bombero voluntario es una pasión, nuestro emblema demuestra lo que hacemos, somos y sentimos», contó a Télam Segovia, una de las primeras mujeres en llegar a comandante mayor del Cuerpo de Bomberos de la localidad bonaerense de Dock Sud, lugar en el que nació y donde «todos me conocen y me respetan».
La mujer de 65 años, que lleva 47 en la fuerza, está casada con un bombero a quien conoció brindando servicio y tiene dos hijos.
La vocación de ayudar al prójimo y la solidaridad fueron inculcadas en el seno familiar, pero luego llegaron los amigos bomberos voluntario que le «dieron un lugar en esta profesión que me apasionó desde un principio».
Segovia compartió su tiempo entre el cuartel de bomberos y su trabajo como preceptora en el Colegio Cristo Rey de Dock Sud, donde se jubiló hace unos años.
«Somos humanos, solo que sufrimos la desgracia ajena y hacemos lo posible por ayudar», dijo a Télam esta mujer que no se considera una heroína, pero recuerda sin dudar el incendio que marcó su carrera.
Fue en Dock Sud cuando estalló mientras realizaba maniobras para descargar combustible en el Polo Petroquímico el buque tanque petrolero «Perito Moreno» el 28 de junio de 1984, que dejó tres personas muertas y otras seis desaparecidas.
«Eso marcó del tal manera a la población de Dock Sud que dio inicio al proceso de autonomía del cuartel de bomberos hasta llegar al 20 de mayo de 1985, fecha en la que se logró que sea independiente», señaló.
Ella, una joven bombera de 27 años, estuvo ahí cuando junto a sus compañeros decidieron ingresar al buque para atacar el fuego de frente en momentos en que las llamas alcanzaba más de 20 metros.
«Hacemos lo posible por el que nos llama a ayudar, dejamos de lado muchos momentos con la familia y amigos, pero todos comprenden», enfatizó Segovia, que es también subdirectora de la Escuela de Cadetes de la Institución, donde se capacitan a niñas y niños desde los 12 años.
La vocación de Eduardo Tarrosa, quien tiene 59 años y es bombero voluntario desde hace 33 en Santa Lucía, Corrientes, ciudad donde vive desde que nació, se remonta a 1979 cuando escuchó en la radio mientas sintonizaba «La oral deportiva» que a dos bomberos le habían descontado el sueldo porque no habían ido a trabajar justamente porque estaban en un incendio.
«Eso me marcó porque me pareció que no era correcto, yo tenía 16 años y dije que en algún momento iba a ser bombero», evocó Tarrosa en diálogo telefónico con Télam.
Ese deseo latente se consolidó tras su participación en la Guerra de Malvinas a donde llegó con 19 años tras alistarse en el regimiento donde había finalizado seis meses antes el servicio militar obligatorio.
«Todo lo que pasó en la guerra ya se conoce. Lo que nosotros no sabíamos es que la gente había sido muy solidaria y todos habían dado su aporte, ricos y pobres; todo para los soldados», apuntó sobre ese momento, que fue definiendo su vocación, marcada años después, en 1988, por un incendio en su ciudad, al que tuvieron que llegar bomberos desde Goya, distante casi 30 kilómetros.
Fue entonces que surgió la necesidad de formar un cuerpo de Bomberos Voluntarios en Santa Lucía. «Ahí pensé que era la oportunidad de devolver algo de todo lo que me había dado todo el país», dijo a Télam.
Casado y padre de cuatro hijos, Tarrosa, que trabajó en la municipalidad como docente e incluso haciendo perforaciones, hoy está jubilado pero se mantiene en la reserva del cuerpo de bomberos donde fue jefe por 17 años.
«Ningún incendio es parecido y siempre trabajamos en situaciones límite, arriesgando la vida en cada servicio, lo mismo que hicimos en la guerra», sintetizó Tarrosa sobre sus dos pasiones.
El hombre evoca también los incendios que en febrero pasado afectaron 930.000 de hectáreas en Corrientes y dañaron la biodiversidad del Parque Nacional Iberá, en los que participó de manera pasiva a cargo del cuartel.
«La gente nos considera héroes, pero se dimensionó más lo que realmente somos por esos incendios; esta vocación exige muchos sacrificios pero también es muy gratificante lo que uno va logrando», señaló.
Y sobre su trabajo agregó: «Uno se prepara para el trabajo, nunca me puse a pensar en el miedo cuando voy a un servicio. Desde que salimos vamos planificando cómo vamos a actuar porque vamos recabando información antes de llegar al siniestro».
El Sistema Nacional de Bomberos Voluntarios (SNBV) está conformado por el Consejo Nacional de Bomberos Voluntarios, la Fundación Bomberos de Argentina, la Academia Nacional de Bomberos, la Coordinación Única de Operaciones; 26 Federaciones Provinciales y más de 1.000 Asociaciones, que nuclean unos 43 mil bomberos voluntarios (36 mil hombres y 8 mil mujeres) y 14 mil directivos.
Según los datos del Registro Único de Bomberos de Argentina (RUBA), en el último año bomberas y bomberos voluntarios atendieron 145.375 servicios de emergencia en toda la Argentina.
Los bomberos voluntarios brindan servicio de primera respuesta a emergencia las 24 horas durante todo el año.
De una reunión barrial a más de 100 voluntarios activos, la historia del primer cuartel de bomberos
En 138 años, el primer cuartel de bomberos voluntarios en el barrio porteño de La Boca formado por los propios vecinos reunidos en una casa del barrio se transformó en un cuerpo operativo y de reserva con 99 miembros,116 incluyendo perros de apoyo que colaboran en los rescates y siete unidades entre vehículos y autobombas.
A fines del siglo XIX un grupo de vecinos de la Boca decidieron reunirse para hacerle frente a su precaria realidad a la que se sumaba un peligro implacable que hasta el momento no tenía solución: los incendios.
En aquel entonces ese barrio estaba asociado a la llegada de inmigrantes, cuyas malas condiciones de vida, hacinamiento e higiene, eran temas de recurrente preocupación.
El comienzo de la historia de la creación del primer cuartel de bomberos del país, contó a Télam Pablo José Rey, desde comunicación y prensa de Bomberos Voluntarios de La Boca, se remonta al mes de diciembre de 1883 cuando se desató un voraz incendio en Corti y Rivas, un reconocido comercio ubicado cerca de la ribera y en lo que hoy es la avenida Almirante Brown, de ese barrio porteño.
Entre el público que estaba mirando un joven de 20 años se destaca al grito de: «¡Adelante los que se animen, vamos apagar el incendio!»; fue entonces que se formó una cadena en la que hombres y mujeres portaban baldes con agua, que se llenaban en el río, para atacar el fuego.
Ese joven, Oreste Liberti, «se había convertido en el improvisado jefe de ese grupo de bomberos», explicó Rey.
Motivados por este suceso el 2 de junio de 1884, Tomás Liberti, padre del joven Oreste y de Atilio Liberti, organizó una reunión con un grupo de vecinos en su casa, donde decidieron organizarse para dar inicio a la iniciativa para la formación de la «Asociación Italiana de Bomberos Voluntarios de la Boca».
Las oficinas se instalaron en una casilla de madera en la calle Necochea, entre Lamadrid y Pedro de Mendoza, y al frente se colocó un letrero que decía «Volere è potere», cuyo significado es «Querer es poder».
Varios meses después llegó la acción, un voraz incendio se desató en una gran fábrica de velas de Barracas al Sud (Avellaneda) y con apenas una bomba de mano y mucho entusiasmo los Bomberos Voluntarios de La Boca tuvieron su bautismo.
A lo largo del tiempo y tras la participación en decenas de incendios, la organización fue cobrando fuerza y relevancia en el barrio, contando con el apoyo de vecinos e instituciones barriales que colaboraban para consolidarse en un nuevo edificio ubicado en la calle Brandsen 567, donde hoy continúa funcionando el cuartel .
La semilla se ramificó en más de 1.000 cuarteles en todo el país con más de 40.000 bomberos que replicaron esa tarea.
«La institución cumple 138 años prestando un servicio profesional todo el año, todo el día, de manera gratuita, voluntaria y siempre servicial», sostuvo Rey, donde el lema ¡Querer es poder! perdura y sigue vigente.