Así lo manifestó el director del Banco Nación y aseguró que "es falso el mito" de que la iniciativa afectará a la producción y el empleo.
El director del Banco Nación, Claudio Lozano, consideró este domingo que el aporte a las grandes fortunas, que ya tiene media sanción en Diputados, «es un paso importante» hacia el «objetivo central» que es «terminar con la rebelión fiscal de los ricos», y en este sentido reclamó «avanzar en una profunda reforma impositiva que termine con la injusticia tributaria que rige en nuestro país».
Apoyándose en un informe de Instituto de Pensamiento en Políticas Públicas, el dirigente nacional de Unidad Popular remarcó que el llamado «impuesto a las riquezas» ha «suscitado reacciones infundadas y engañosas por parte del sector conservador del arco político, mediático y empresarial».
Al respecto, calificó que «es falso el mito» de que la iniciativa afectará a la producción y el empleo.
«Este tipo de gravámenes que descansen en el atesoramiento y los patrimonios de las personas físicas permite desplazar la carga tributaria que impone directamente la renta y los bienes desde las empresas hacia sus accionistas de manera de desalentar la recurrente distribución de dividendos y promover la reinversión de utilidades. Es decir, dispone de una relación virtuosa respecto al proceso de inversión productiva», explicó.
También rebatió la idea remanida por sectores empresariales y de la oposición respecto a que en Argentina la presión impositiva es elevada.
«La presión fiscal está por debajo de la media regional y mundial si evaluamos el ámbito de la administración central del gobierno nacional, y se encuentra en el promedio cuando se incorpora el resto de los niveles institucionales», aclaró.
«El problema tributario de la Argentina no es el peso excesivo del gasto ni la presión fiscal, sino una composición tributaria que recae mayoritariamente sobre el consumo y el trabajo y en menor medida sobre las rentas, utilidades y patrimonios», agregó el economista.
Por último refutó la idea de que el aporte a las grandes fortunas desencadenará una rebelión fiscal, como vienen preanunciando muchos detractores de la medida.
«La rebelión fiscal de los ricos es en realidad la norma actual que caracteriza el esquema tributario argentino. Se estima que la evasión de impuestos directos sobre la renta de personas físicas y corporaciones es cercana al 4% del PBI, es decir un billón de pesos», esgrimió.